Con su capacidad de adoptar a un sinnúmero de personas procedente de distintos lugares, Barranquilla se ha constituido en cuna de grandes artistas.
Esta urbe fue hogar y testigo de buena parte de la prolífica carrera del pintor colombo-español Alejandro Obregón, cuyo legado no se ha desvanecido en una ciudad que logró embellecer con grandes obras. No es casualidad que su trabajo se considere uno de los más relevantes del arte moderno en el país.
Nacido en Barcelona en 1920 y fallecido en Cartagena en 1992, sus murales y pinturas han sido parte del paisaje cultural urbano de la Arenosa durante décadas, aunque, con el paso del tiempo, algunos de estos han sucumbido al inevitable desgaste de los elementos y al abandono.
Pero hoy, la ciudad ha decidido que ese legado no puede quedar en el olvido. Es por ello que la Alcaldía de Barranquilla anunció que en el marco del Mes del Patrimonio, dos de las siete obras declaradas Bien de Interés Cultural (BIC) del pintor serán reubicadas y restauradas, con el propósito de que la ciudadanía vuelva a apreciar su valioso legado. Para este proceso el Distrito dispondrá de recursos por el orden de los $2.200 millones.
Lea también: Pedro Almodóvar recibe el premio honorífico en San Sebastián
El Telecóndor volverá a volar
La escultura del Telecóndor (1970), creada por Alejandro Obregón Rosén, es un emblema artístico de Barranquilla que está a punto de recibir una nueva vida.
Su reubicación en el hall de acceso del Centro de Eventos Puerta de Oro busca devolverle el protagonismo que alguna vez tuvo, tras años de estar relegada y olvidada en un espacio que ya no hacía justicia a su gran importancia (Intendencia Fluvial).
“Hay algo en la condición del animal que excede lo humano, que para Obregón, eso que excede lo humano resulta siendo excepcional, fantástico, sorprendente”, dijo el director de la Unidad de Artes del Banco de la República, Nicolás Gómez.
Este deslumbramiento ante la naturaleza es un aspecto esencial en el trabajo del artista, quien plasmó en su arte la magnificencia de lo natural, ya sea un ave en vuelo o un pez en el agua. Estas criaturas se presentan como símbolos vivos de territorios que debemos cuidar y proteger.
Para Gómez, Obregón nos invita a reflexionar sobre nuestra relación con el entorno natural, destacando cómo los animales en su obra representan ecosistemas específicos. “Si queremos tener acceso a este espectáculo, pues hay que cuidarlo”.
La gran afluencia de personas que a diario tiene el Gran Malecón, estando cerca de Puerta de Oro, es un factor fundamental para el secretario de Cultura, Juan Carlos Ospino, quien destacó la reubicación de esta obra.
Lea también: Ricardo Arjona deja entrever su nuevo y sugestivo proyecto discográfico
“Pensamos en Puerta de Oro porque es un sitio que tiene vigilancia permanente. Esta obra requiere de una custodia y de mantenimientos. Aquí estará garantizada su protección”.
Además, le confirmó a este medio que pronto a este recinto, mientras legalizan las pólizas y materiales.
Restaurando un icónico mural
Transitar sobre el edificio Mezrahi, en la carrera 53 con calle 76 es lograr contemplar coloridos toros, peces y aves marinas que pintó el maestro Alejandro Obregón en 1958, en el mural denominado ‘Tierra, mar y aire’.
Sin embargo, también quedó inmerso en el deterioro. Esto ha dado lugar a la existencia de algunos espacios huecos en el cielo, el sol, las alas de las aves, la cola de los peces y la vegetación, que se ha quedado sin varias teselas (piezas de piedra).
“Ese mural es bien especial, está compuesto por pedacitos de cerámica que muchos artistas de los años 50 y 60 estaban desarrollando. Restaurarlo es muy complejo porque es necesario lograr que el material coincida con los colores originales. Tienen ese desafío”, dijo el director de la Unidad de Artes del Banco de la República, Nicolás Gómez.
El mural, caracterizado por la geometrización de los espacios y los colores, es un fiel reflejo del estilo de Obregón. “Es muy ilustrativo de su trabajo. Esa geometrización, los planos quebrados, yla vibración de los colores complementarios”, agregó.
Para la historiadora de arte, Isabel Ramírez, es de suma importancia la restauración de ambas obras por la magnitud del legado que dejó Obregón.
“Es un artista que hizo unos aportes muy importantes a nuestra cultura, a nuestra identidad, a la historia de lo que somos y de cómo nos hemos pensado y cómo nos hemos entendido como sociedad y ojalá que sean profesionales idóneos los que realicen esta restauración porque este mural estaba en unas condiciones terribles y esperamos que se haga un buen trabajo que le de una mejor proyección”, concluyó Ramírez.