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El día jueves primero de agosto de 1940 nació en Valledupar Consuelo Inés Araujonoguera, la hija de Santander Araújo Maestre y Blanca Noguera Cotes, quien desde muy joven se marcó el camino a seguir, enrumbándose por la música vallenata que investigó, escribió y llevó a lugares jamás pensados.

Al recordar esta fecha cuando ‘La Cacica’ llegó al mundo hace 84 años, su hija María Mercedes Molina Araújo, atrapó en su memoria esas añoranzas donde la protagonista fue su mamá. “Tengo muy gratos recuerdos, específicamente sobre su capacidad de resiliencia. Era una persona que no se amilanaba ante la adversidad porque siempre miró el futuro con optimismo y perseverancia. Eso no los impregnó a nosotros sus hijos”.

Aunque la mayoría conoció a Consuelo Araujonoguera metida de lleno en el Festival de la Leyenda Vallenata y en el periodismo, ella la definió desde su hogar. 
“Mi mamá fue una mujer organizada y hogareña. Le gustaba arreglar el jardín, donde tenía un rosal y hasta estudió e investigó sobre la materia. Disfrutaba los ambientes de su casa, la cocina y remendaba la ropa. Se preocupó porque tuviéramos todo lo necesario para vivir cómodamente, sin exageración y lujos más allá de los necesarios”.

De igual manera señaló que Consuelo Araujonoguera, era muy centrada y llena de virtudes. “Definitivamente fue una madre estricta y celosa que imagino quería me casara con un príncipe. No le gustó ninguno de mis enamorados, pero luego conciliamos y finalmente fuimos buenas amigas. Al pasar el tiempo tuve mi primer hijo, Juan Felipe Cerchiaro Molina, que también fue su primer nieto a quien ella le dedicó una ‘Carta Vallenata’ en El Espectador”.
María Mercedes, continuó con su relato. “Cuando eso sucedió ella cambió y le conocí una faceta amorosa que desconocía. Una vez le comenté que violaba con su nieto todo lo que no permitió con nosotros los hijos, y me respondió con algo maravilloso. “Es que la obligación de criarlos es tuya y la de malcriarlos mía”. Soberana enseñanza.