Como un espacio lleno de color y relatos que se cuentan a través del lienzo de su vida, Ruby Rumié, artista plástica y visual cartagenera, ha desarrollado en el tiempo una relación íntima con su interior.
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Viviendo muchos años sesgada por el desconfort hacia ella misma, el camino que de forma incómoda decidió recorrer ha estado guiado a la búsqueda de la reconciliación y la paz.
Los conceptos con los cuales trabaja Rumié están mediados por la reivindicación y la protesta de las causas sociales. Y aunque en su esencia el silencio de la escucha activa y la delicadeza de su voz sean la norma, sus obras son suficientes para gritar desde el saber y la razón, la necesidad de la unión.
'Mi infancia transcurrió entre matices, y una de mis sombras siempre estuvo en la escuela, al parecer yo tenía demasiada sensibilidad. Me costaba muchísimo concentrarme, pero si pasaba una mariposa, su imagen y vuelo se quedaban en mi mente'.
Uno de sus primeros acercamientos a las artes fue por medio del dibujo desarticulado que generaba un lápiz sobre un cuaderno que perseguía a una hormiga.
'Creo que ahí fue cuando me acerqué al dibujo'.