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El departamento de La Guajira es llamado por el antropólogo Weilder Guerra (2014) 'reserva de la imaginación'. Esta designación obedece a que en ella se producen las más significativas riquezas históricas y culturales que, a su vez, generan en sus habitantes estilos de personalidad, que van desde las amplias formas de expresión de sentimientos hasta la facilidad para vivir las amistades con fraternidad familiar.

Lo que podría llevar a pensar que la Guajira es un territorio con plataformas amplias de participación, con equidad e igualdad de derechos en lo público o bajos índices de violencia. Sin embargo, su cotidianidad está inmersa en paradigmas patriarcales que delimitan las relaciones de hombres y mujeres y, por ende, influyen en las formas de participación de las mujeres y de los grupos étnicos.

Al respecto, es importante mencionar que la Constitución de 1991, la cual fortaleció la democracia participativa y la participación ciudadana, además, definió Colombia como nación pluriétnica donde indígenas, afros, e integrantes del pueblo ROM; tuvieron una inclusión que determinó nuevos desafíos para el Estado, en términos especialmente de las dinámicas de participación desde cosmovisiones particulares y propias de cada grupo étnico. Dichos cambios políticos y sociales dotaron de herramientas a aquellos interesados en intervenir en los procesos de gestión pública y afianzó la participación ciudadana desde las organizaciones sociales, lo cual, cobra una significativa relevancia en el tema de transición energética y exploración de recursos naturales en La Guajira, del cual, se pretende hablar en este documento a partir de la experiencia en campo, entrevistas y grupos focales con lideresas y jóvenes wayúu.