Resplandeciente, memorable e histórico. Así se retrata el nuevo tesoro que ahora reposa en el Museo del Carnaval, un vestido que hace 40 años estuvo en la piel de Luz María Rincón Pérez, reina del Carnaval de Barranquilla 1983 y que ahora engalana una de las obras de infraestructura cultural más importantes de la ciudad.
Este miércoles, la Sala de Reinas del museo recibió una pieza que se suma a los 40 vestuarios emblemáticos que han portado las soberanas de las fiestas, esos que lucen en su día de coronación y en los que dejan plasmado su legado.
El 5 de enero de 1983, Luz María Rincón estaba recibiendo la noticia anhelada: tenía la responsabilidad de conducir el goce más atractivo del país.
Pese a considerarlo corto y sencillo, manifestó haber vivido una de las mejores épocas de su vida.
'De principio hasta hoy fue bello, cuando la gente te reconoce en la calle eso es muy hermoso y te aplaude, no hay mejor sensación'.
Rememora aquel momento de su Bando, un evento en el que se quedó con el corazón de todos los barranquilleros que se dieron cita en el Paseo Bolívar para conocer a la soberana de su fiesta.
'Todavía había las colonias de los clubes en la ciudad: judías, italianas, chinas, alemanes, unión española y cada uno tenía su capitana'.
En ese mismo año se fundó el Museo Romántico en la ciudad, allí fue donado su vestido que con su cierre fue desaparecido, incluso su corona, la cual fue robada en su casa del barrio El Prado.
'Pese a todo eso, uno se lo goza, lo que importa es divertirse, alegrarse, eso es lo que tenemos que conservar'.
Su residencia está en Dallas, Texas, pero su espíritu se quedó en Barranquilla, la cuna de su alegría.
'El Carnaval cambió mi vida y es el honor más grande que alguien puede tener. Tenemos que seguir luchando para que la identidad de la fiesta siga produciendo brilla y respetando nuestro legado'.