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La sostenibilidad y salvaguarda de los grupos folclóricos que engrandecen el Carnaval de Barranquilla representan aquel latido que mantiene viva la fiesta. La transmisión de saberes de generación tras generación ha permitido que la bandera del patrimonio no deje de ondearse.

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La mezcla de culturas que allí se evocan y enaltecen han enamorado durante décadas a los barranquilleros, que bautizan esta manifestación como un estilo de vida que no solo rige durante cuatro días. Esta pasión y compromiso es la mejor carta de presentación de cuatro danzas que defienden un legado inmortal: El Congo Grande de Barranquilla, El Garabato de Emiliano, El Perro negro y El Paloteo mixto.

Con 147 años ininterrumpidos en las carnestolendas, el Congo Grande de Barranquilla es la danza más antigua de la fiesta, además de ser uno de sus símbolos más representativos, la cual hace apología a las tribus guerreras de África.

Desde que un 22 de diciembre de 1875, Joaquín Brachi pusiera la primera piedra para su fundación, en su directriz ha estado Manuel Efro, Gilberto Altamar, Ventura Cabrera, Adolfo Maury y Gloria Cabrera, Álvaro Altamar Cabrera y Adolfo Maury Cabrera, quien la abandera desde hace más de 20 años.

Barrio Abajo fue la cuna que la vio nacer, bajo la batuta de un barranquillero con ascendencia italiana, luego, con los años se desplazó al barrio Los Andes, suroccidente de la ciudad. Allí, Adolfo Maury recibe a los 120 integrantes que actualmente le dan vida, pues, es sinónimo de una riqueza cultural que se nutre año tras año para darle a conocer al mundo otra de las expresiones emblemáticas que adornan la celebración.

'El secreto para que nuestra danza se haya mantenido durante tantos años es que está compuesta por clanes familiares y esto ha sido vital porque significa encontrar familias enteras que han participado hasta la cuarta generación'.

¡Están preparados para la guerra! Esa es la posición que recrean cuando recorren las calles de la ciudad. Y es que en épocas anteriores disputaban los territorios entre el Barrio Abajo y Barrio Arriba, sin embargo, ahora solo queda espacio para las batallas de alegría y folclor.

'La perseverancia es lo que identifica al Congo Grande y gracias a esto hoy gozamos de 147 años que pretendemos seguir aumentando a través de las generaciones a través de nuestro semillero a quienes le transmitimos nuestros saberes'.