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El vino es uno de los licores que han acompañado el trasegar del ser humano por la vida. Explicar su origen sería como intentar definir de dónde vienen las personas, pues es tan antiguo que civilizaciones que existieron milenios atrás ya ingerían la fermentación de la uva.

Esta bebida ha pasado desde los ritos religiosos de los romanos, las conversaciones filosóficas de la antigua Grecia hasta la actualidad, siempre como un integrante más, un compañero de vida.

Las bodegas en las que se hace y almacena el vino son tan importantes y antiguas como la bebida misma. Sin la primera no puede existir la segunda.

Areni I, una cueva ubicada en la ciudad del mismo nombre en Armenia, es la bodega más antigua de la que se tenga registro hasta el momento. Descubierta en 2007, su origen data aproximadamente del año 4100 a.C.

Europa, sin lugar a dudas, es la meca de la bebida de uvas, teniendo los países que ocupan los tres primeros lugares de los que más producen vino en el mundo. La lista la encabeza Italia con 50,2 millones de hectolitros; le sigue Francia con alrededor de 37,6 millones producidos, y cierra el podio España con 35,3 millones de hectolitros.

Para el caso de Sudamérica, Chile y Argentina son los grandes exponentes del vino con más de 13,4 y 12,5 millones de hectolitros producidos, respectivamente.

Por otro lado, los países que más consumen vino se pueden entender de dos maneras: aquellos que consumen en total y los países que más beben en litros por persona. Quien lidera el primer grupo es Estados Unidos con 33 millones de hectolitros consumidos. De otro lado, los portugueses beben en promedio 50 litros por persona al año.