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Cargando más de 20 libros en un estante improvisado, Gustavo Restrepo Gutiérrez se ha convertido en un personaje emblemático que recorre el norte de la ciudad con una misión: difundir e incentivar el hábito de la lectura a través de su negocio y vocación.

De sus 84 años ha pasado los últimos 15 cumpliendo a cabalidad con su rutina diaria: despertar para 'llegar temprano al trabajo' y esperar encontrarse a viejos o nuevos lectores que quieran revisar su estantería y dejarse cautivar por alguna obra.

Todos los días, desde antes de las 7:00 a. m., los transeúntes de la carrera 43 con calle 84, en el barrio Granadillo, empiezan a percibir la presencia del librero que –dependiendo de la dinámica de las ventas del día– decide estacionarse en ese sector o emprender su andar.

Cuando las ventas están malas, opta por caminar un poco más de tres kilómetros, hasta llegar a Combarranquilla de la carrera 43. Pese a que asegura que es 'un viejo acostumbrado a las largas caminatas', reconoce entre risas que, a veces, llega a ese sitio 'arrastrando los pies'.