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Para Juliana Pabón, una joven de 30 años oriunda de Medellín, la música es el lenguaje universal capaz de unir a las personas, pues, según cuenta, con ella se puede llegar al corazón, a los sentimientos y también a transformar vidas.

'Con la música no solo se puede lograr paz, también se puede lograr muchas cosas más. Es el lenguaje universal, es eso que te apasiona, que sacas desde el alma. Y como intérprete tienes el poder de llegar a otra persona para transformar lo que está pensando', expresa la patrullera.

De hecho, según explica, este arte es la razón principal de su existencia, pues toda su vida ha girado en torno a ella gracias a su padre, cantante y guitarrista aficionado, con quien fue descubriendo desde pequeña que lo suyo era expresarse por medio del canto.

Sus primeros acercamientos con las notas fueron en misas, eventos en su barrio y presentaciones en el colegio. Así fue como a los 12 años inició su camino en la ‘Red de Escuelas de Música de Medellín’, un programa de la Alcaldía de la ciudad que aporta al fortalecimiento de la cultura ciudadana a través de la formación musical de niños, niñas y jóvenes.

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Luego de terminar el colegio enfrentó uno de los desafíos que tienen muchos jóvenes: decidir qué estudiar, aunque ella ya lo tenía un poco claro.

'Me decidí continuar con la música y empecé a estudiar canto lirico en la Universidad de Antioquia, pero sentí que no era lo mío y me mude a Bogotá'.

Esto sucedió hace 10 años, cuando emprendió un camino con su compañera instrumental ‘la viola’ a la capital del país para ser parte de la Orquesta Sinfónica de la Policía. Estando ahí pudo cumplir su sueño de formarse como Licenciada en Música y además lograr una Maestría en Música con énfasis en interpretación y canto.

'Ingresé a la institución principalmente por la música, para ser parte de la Orquesta Sinfónica de la Policía Nacional, pero también es ver el otro lado de la profesión musical y es eso que hace un policía día a día. Es llenarse de la vocación y el sentimiento de amor por lo que hace un policía', comentaba Juliana.

Al llegar a la institución, la patrullera pensó que le costaría trabajo adaptarse al ambiente, pero fue todo lo contrario.

'Yo pensé que me iba a dar más duro porque a veces crecemos en una sociedad un poco machista y al ingresar pensé que me contraría con muchas injusticias de parte de los hombres. Pero, siento que dentro de la institución el papel de la mujer policía es algo muy bonito, a mí me han respetado mucho y nunca he tenido ninguna falta de respeto por parte de ningún compañero, ni superior', comentó la joven.