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Claudia Patiño dice que creció con el sabor en las manos. Esta mujer con casi 20 años de experiencia culinaria no aprendió a cocinar en una academia. Sus saberes provienen del arraigo con la tierra y del conocimiento ancestral que transgrede generaciones hasta quedar enraizado en la cultura de un territorio.

Su don es su sazón. El mismo que tienen alrededor de 30 matronas de Pital de Megua para quienes hacer pasteles no es solamente su sustento, sino la forma que tienen de preservar sus tradiciones.

Claudia junto con algunas de sus compañeras pasteleras, se sumaron a lo que llamaron 'una cadena de agradecimiento', pues con la suspensión de los eventos masivos por la crisis sanitaria el Festival del Pastel de Pital de Megua se trasladó a la virtualidad con el evento gastronómico Sazón Atlántico, una opción 'desconocida' para ellas, pero que significó una reinvención en la forma de vender sus productos y por la que pasaron de 'estar en 0 a trabajar todos los días'.

'No hemos parado. Todas las semanas traemos pasteles a Barranquilla por eso queremos agradecer. Así como nosotras pudimos sostenernos en medio de la pandemia gracias a la solidaridad, hoy queremos retribuir al personal médico con lo que sabemos hacer: cocinar'.

'Mientras los médicos de Barranquilla y el Atlántico salvan vidas, nuestras matronas preparan para ellos deliciosas recetas en señal de agradecimiento por su lucha contra la COVID-19', dice Marcela Dávila, secretaria de Cultura y Patrimonio del Atlántico.

'Con esta actividad demostramos que la salud y la cocina tradicional nos unen en un momento crucial para el bienestar de los ciudadanos. Esta es una manera de dar gracias a los barranquilleros por el apoyo que le han brindado a nuestras mujeres durante Sazón Atlántico', agrega.