El pasado 9 de abril de 2025, Colombia marcó un antes y un después en el tratamiento de enfermedades mentales, pues por primera vez, se realizó en el país una cirugía de Estimulación Cerebral Profunda (DBS) para tratar un caso de depresión resistente.
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La intervención tuvo lugar en el Hospital Internacional de Colombia (HIC), en Santander, y la protagonista fue Lorena Rodríguez Moreno, una joven de 24 años oriunda de Garagoa, Boyacá.
¿Quién es Lorena Rodríguez?
Desde los 17 años, Lorena vivió bajo la sombra de la depresión y la ansiedad. Durante años, probó múltiples tratamientos como psicoterapia, medicamentos, terapias alternativas. Nada funcionó.

“Me sentía atrapada en un túnel sin salida”, relató. Su recaída más grave ocurrió en diciembre de 2024, cuando incluso vestirse o levantarse de la cama se volvió imposible.
Fue entonces cuando apareció una posibilidad inédita en Colombia como lo es una cirugía cerebral que solo se practicaba en muy pocos países del mundo. Tras dos años de evaluaciones médicas rigurosas, el procedimiento fue autorizado y ejecutado por un equipo multidisciplinario liderado por el neurocirujano William Contreras, junto a especialistas como la psiquiatra Paula Millán y el neuropsicólogo Juan Esteban Rosales.

La cirugía, de aproximadamente seis horas, se realizó con la paciente despierta. Se implantaron electrodos en zonas específicas de su cerebro que controlan el estado de ánimo, los cuales se conectan a una batería colocada en el pecho, similar a un marcapasos.
El objetivo es modular la actividad cerebral alterada por la depresión mediante impulsos eléctricos. “Sentía que mi mente estaba siendo reprogramada”, dijo Lorena. “Superó toda ficción. Es increíble cómo la ciencia ha llegado tan lejos”.

A solo tres meses de la intervención, Lorena ya percibe cambios significativos. Pequeños actos que antes eran impensables, como maquillarse, salir a comprar un helado o ilusionarse al vestirse, han vuelto a su vida.
Aunque los médicos advierten que el resultado total se evalúa en un plazo de hasta dos años, la mejoría inicial ya es bastante. “Es como si me hubieran dado una segunda oportunidad. Volví a vivir”, afirma.

Lorena decidió compartir su historia para romper el estigma que aún pesa sobre la salud mental. Insiste en que el acompañamiento psicológico debe tener el mismo peso que cualquier tratamiento médico. “Hay una salida, y merecen encontrarla. Dios guía a los científicos, y nunca estamos solos”.