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Ingerir extractos de té verde en bajas dosis, menos de 30 miligramos por kilo al día, puede reducir la dismorfología facial en niños con síndrome de Down cuando se toma durante los primeros tres años de vida, según un nuevo estudio hecho con ratones que confirma los beneficios de su consumo.

El estudio, que también ha analizado a los niños que ya consumen 9 miligramos por kilo al día de este producto con vigilancia médica porque mejora sus capacidades cognitivas, lo publica la revista Scientifics Reports y ha sido dirigido por investigadores belgas y españoles, entre ellos del Laboratorio Europeo de Biología Molecular de Barcelona, del Centro de Regulación Genómica y de la Universidad de Barcelona (UB).

En el ensayo hecho con ratones, los científicos han confirmado que una dosis baja -consideran baja menos de 30 miligramos por kilo al día y alta más de 100- tiene efectos positivos, pero encontraron que dosis elevadas del extracto pueden alterar de manera no deseada el desarrollo facial y óseo en los animales de laboratorio.

Neus Martínez-Abadías, profesora de la Facultad de Biología de la UB y coautora principal del estudio, explicó que este no tiene finalidades estéticas ni estigmatizantes de este colectivo, sino que quiere mejorar la salud de las personas con Down porque su fisonomía facial se asocia con problemas de salud, por ejemplo en mayores problemas en las vías respiratorias y en la masticación.

Martínez-Abadías señaló que serán precisas nuevas investigaciones para entender los efectos de los extractos de té verde, un producto que, advierte, 'siempre se debe consumir bajo supervisión médica porque también puede tener efectos adversos que no están estudiados aún'.

El síndrome de Down está causado por la presencia de una tercera copia del cromosoma 21 (trisoma 21), una alteración genética que provoca una sobreexpresión de los genes de este cromosoma y resulta en una serie de discapacidades físicas e intelectuales.