Compartir:

Muchas personalidades de la farándula colombiana han dado a conocer cómo su cuerpo ha sido afectado por diversas cirugías y tratamientos estéticos a los que se han sometido. El caso más reciente es el de la actriz Lina Tejeiro, quien a través de su cuenta de Instagram contó que días atrás le habían retirado biopolímeros de sus glúteos, tras un procedimiento que se hizo hace seis años.  

La noticia conmocionó a muchos de sus seguidores, quienes enviaron mensajes de apoyo para que su recuperación física y psicológica culminara con éxito. Pero, en caso de vivir una situación similar, bien sea a nivel personal o con una persona cercana, ¿qué se debe hacer en el plano psicológico para volver a la normalidad?

De acuerdo a Elkin Mario Cabrera Vergara, psicólogo clínico y docente de la Universidad del Norte, es probable que una persona experimente sensaciones como frustración, tristeza o rabia al enterarse de que una cirugía estética a la que se sometió tuvo un mal procedimiento. ‘‘Lo primero es reconocer y aceptar que algo no ha salido bien, lo que implica no quedarnos renegando del hecho, pues esto podría desencadenar sensaciones más intensas de malestar’’.

Después — precisa — la persona ‘‘se debe preguntar qué alternativas reales tiene a su alcance para mitigar un poco las consecuencias de la decisión que tomó. Una vez hecho esto, debe identificar cuál es la opción más conveniente de acuerdo a su situación y realizarla. Ahora bien, para afrontar el dolor por lo que ha perdido, es importante permitirse resignificar el hecho, abriendo espacios para perdonarse y perdonar, en caso que existan algunos sentimientos de culpa muy pronunciados’’.

Diana Gómez, magíster en Psicología Clínica con profundización Clínica Cognitivo-Conductual, comenta que para reforzar la autoestima ante esta afectación una de las primeras opciones debe ser buscar ayuda profesional si se quiere trabajar de fondo. ‘‘De esta manera se podrán, ejemplo, identificar tus habilidades de afrontamiento e iniciar procesos de reestructuración cognitiva. Sin embargo, puedes comenzar por identificar tus verdaderas habilidades, fortalezas, y diferenciar aceptación de resignación, aceptar lo que no podemos cambiar (no tenemos el control de todo) y enfocarnos en aquellos que sí podemos, aceptando también los tiempos de cada proceso, incluido el de las cicatrices que pudo traer ese inadecuado procedimiento’’.

Así pues, tenga en cuenta que la valía personal depende de la valoración que la persona haga de sí misma en función de lo que para ella es importante y significativo. ‘‘En el caso de que la imagen y la apariencia física sea muy valiosa para la persona, y este aspecto se haya visto atropellado por un mal procedimiento, es importante reorientar y permitirse identificar, a partir de este percance, nuevos aspectos que para la persona en particular puedan ser más significativas, que le permitan construir una nueva imagen de sí mismo y que, a su vez, le permita experimentarse con valor en su vida cotidiana’’, explica Cabrera.

Ahora bien, como familiar, a pesar de la posible frustración, rabia e impotencia que pueda tener, es importarte que demuestre el amor que siente hacia el paciente, que respete su dolor y frustración, que esté presente en todo momento y que lo valore por quién es.

Gómez señala que un mal procedimiento estético puede causar diversas afectaciones psicológicas como lo son la culpa, la inseguridad, el autoaislamiento, la ira, las dificultades de adaptación, las alteraciones del sueño, la sensación de vulnerabilidad y los trastornos de ansiedad y/o depresión. ‘‘La insatisfacción ante un inadecuado procedimiento también puede llevar a algunos sujetos a un ciclo repetitivo de otros procedimientos y decepciones, en donde nunca nada será suficiente. En casos extremos puede llevar a trastornos depresivos muy severos’’.

Antes de la cirugía

Si usted está pensando en hacerse una cirugía estética es importante que tenga claras sus expectativas y que las razones para someterse no reflejen distorsiones cognitivas, es decir, pensar que al realizar el procedimiento su vida va a ser otra, que todo va a cambiar, que su ‘‘felicidad’’ o estado de ánimo va a depender de esa situación. Eso nunca será así.

‘‘Aunque parezca paradójico, el mejor candidato para una cirugía estética es aquel que presenta una ‘‘adecuada autoestima’’ y tiene un concepto claro sobre sí mismo, con expectativas reales, comprendiendo que su estado emocional no depende en absoluto de factores externos, como en este caso sería el aspecto físico’’, explica la psicóloga Diana Gómez.

Su colega Elkin Cabrera, por su parte, recomienda a todas las personas que identifiquen si el deseo de tener una mejor apariencia física es en realidad necesaria o si lo que pretende con la cirugía es sentirse mejor consigo mismo, ya que esto lo podría alcanzar trabajando emocionalmente en la manera cómo se percibe así mismo en relación con otros.