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Malawi lanza el martes la primera prueba a gran escala de la vacuna experimental más avanzada hasta la fecha contra el paludismo, una enfermedad que causa cientos de miles de muertes cada año en África.

Con el resultado de más de treinta años de trabajo y una inversión de 1.000 millones de dólares, esta campaña tiene como objetivo confirmar la efectividad de la vacuna en niños menores de 2 años, los más vulnerables a la malaria.

Esta campaña comenzará en un centro de salud en la capital de Malawi, Lilongwe, y continuará la próxima semana en Ghana y Kenia, los otros dos países piloto del programa.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) espera vacunar a 120.000 niños en cada uno de estos tres países para el año 2020.

Bautizada 'Mosquirix' o RTS,S, esta vacuna fue desarrollada por el gigante farmacéutico GlaxoSmithKline y la ONG Path, y financiada por la Alianza Mundial para Vacunas (Gavi), el Fondo Mundial de Lucha contra el Sida y el Paludismo y la UNICEF.

En los ensayos preliminares realizados entre 2009 y 2015, permitió reducir 39% el número de episodios de paludismo en los niños de 17 meses a 5 años.

Su eficacia es relativa pero los investigadores y las autoridades sanitarias esperan que, asociado a los medios de prevención como los mosquiteros impregnados de repelente, permitirá reducir significativamente el número de víctimas.

Según las estadísticas de la OMS, África es por lejos el continente más afectado por el paludismo con 90% de las 435.000 personas muertas en el mundo en 2017 por esta enfermedad que transmiten los mosquitos.

Los niños menores de 5 años representan más de dos tercios de estas muertes.

'La malaria puede matar a un niño en menos de 24 horas', recordó el doctor Tisungane Mvalo, un pediatra de Lilongwe, miembro del equipo científico dirigido por la Universidad de Carolina del Norte (UNC) en Chapel Hill, Estados Unidos.

Existen otras vacunas experimentales contra el paludismo en el mundo que están siendo evaluadas.

En 2015, 114 millones de personas en total fueron infectadas por el parásito del paludismo en África subsahariana. El objetivo de la OMS es reducir el número de muertes en 90% en 2030 en relación a las 429.000 registradas en 2015.