De niños, algunos varones fuerzan su cuerpo en 'competencias' para elegir quién micciona más lejos, y varias mujeres, por el contrario, se ven cohibidas de orinar en la calle a pesar de su deseo. Esta, entre otras causas genera la alteración del piso pélvico que a su vez puede influir en la satisfacción sexual propia y de la pareja.
'El suelo pélvico es un conjunto de músculos, fascias y ligamentos que cubren el suelo de la pelvis. Está formado por diferentes planos musculares; el más superficial se encarga de la función sexual mientras que el profundo de la continencia urinaria, fecal y del soporte de los órganos pélvicos', explicó la especialista en rehabilitación de esta estructura y fisioterapeuta, Claudia Díaz.
El piso pélvico contrae el esfínter para evitar la expulsión de orina, gases o para mantener placer sexual, y lo relaja para expulsar desechos y para que no se produzca dispareunia o dolor en la penetración.
El plano superficial contiene un conjunto de músculos y estructuras encargadas de la lubrificación y erección del clítoris. 'Por lo tanto, si tenemos un suelo pélvico debilitado, la función del clítoris se puede ver afectada, dificultando o imposibilitando el logro del orgasmo', refirió Díaz.
La especialista explicó que fortalecer el piso pélvico en las mujeres permite que realicen con mayor fuerza la contracción de la estructura y así dar mayor placer al hombre, y en el caso de este último hacer que la erección dure por mayor tiempo. 'Se debe relajar el piso pélvico cuando se va a hacer micción, defecación y en las relaciones sexuales'.
Para el sexólogo José Manuel González, el fortalecimiento muscular es muy importante en la vida sexual y esto parte de los pubocoxígeos, músculos que se extienden desde el hueso púbico hasta el coxis, que provocan la contracción en el hombre impidiendo que la eyaculación ocurra.
'El orgasmo múltiple masculino depende del fortalecimiento de estos músculos. En la mujer se encargan de introducir las contracciones rítmicas asociadas al orgasmo', dijo.
La falta de ejercicio hace que los pubococcigeos tiendan a ser flácidos, por lo que hay rutinas para que estos músculos posibiliten en el hombre erecciones más largas y control de la eyaculación, y en la mujer, un mayor placer con la penetración vaginal, por el aumento de la sensibilidad a los estímulos físicos.
'Con el manejo adecuado de estos músculos se puede 'disparar' el orgasmo cuando hay dificultades para conseguirlo', precisó González.
La doctora Díaz explicó que si hay alguna alteración en estos músculos o una extrema tensión se pueden generar patologías como dispareunia: dolor durante las relaciones sexuales, en las que la rehabilitación del suelo pélvico se encargará de estirar la musculatura y relajar los tejidos intrapélvicos; vaginismo: contracción involuntaria de la musculatura del suelo pélvico en respuesta al intento de penetración.
'En este caso, son muchas las técnicas que podremos utilizar con la fisioterapia, relajando y disminuyendo los puntos de dolor, para conseguir la elasticidad y fuerza óptima de las estructuras', agregó.
También se puede producir disfunción eréctil: incapacidad o dificultad del hombre de obtener o mantener una erección. Esta patología, según la experta, se trata con ejercicios de autotracción de pene, reeducación y fortalecimiento de suelo pélvico con electroestimulación perineal.
Por último está la eyaculación precoz o incapacidad de ejercer control sobre la eyaculación al punto de que interfiere con la satisfacción sexual propia y la de la pareja. 'La fisioterapia del suelo pélvico permite control voluntario de la aparición del momento eyaculatorio', finalizó.
Es importante que las personas evalúen el estado de su piso pélvico para evitar alteraciones por no contraer y relajar los músculos en el momento adecuado.
Mayor sensibilidad de los genitales, erección, mejor circulación sanguínea y orgasmos más intensos son algunos de los cambios que se podrán apreciar cuando se tiene consciencia del piso pélvico.