El mal de Chagas es una enfermedad parasitaria tropical, generalmente crónica, y es causada por un parásito intracelular con un ciclo de vida que involucra a vertebrados e invertebrados, que viven en ambientes húmedos o directamente en medios acuáticos, ya sean de aguas saladas o aguas dulces.
Según estudios, se cree que esta enfermedad de Chagas es endémica de América, propagándose desde México hasta Sudamérica, aunque existe la creencia que es posible encontrarlo en el sur de Estados Unidos debido a la transmisión de organismo a organismo. Ejemplo: a través de la picadura de un mosquito.
Aunque en la actualidad, esta enfermedad se cataloga como esporádica, se estima que cada año mueren unas 10.000 personas. Y tiene mayor prevalencia en las regiones rurales más pobres de América Latina.
¿Cómo se propaga?
Hay cinco formas de contagiar la enfermedad, la primera de manera vectorial, es decir, a través de las heces fecales del insecto. Otra de manera congénita, o sea, de madre a hijo durante el embarazo; Una tercera forma es por transfusiones de sanguíneas o trasplantes de órganos. Por vía oral y una última a través de accidentes de laboratorio.
¿Cuáles son los síntomas?
La enfermedad tiene dos fases: la aguda y la cónica. La primera puede presentarse sin síntomas o con síntomas pero muy leves que incluyen: fiebre, malestar general, hinchazón de un ojo (si la picadura está cerca de este) y el área de la picadura puede presentar hinchazón o enrojecimiento.
De no tratarse a tiempo, la enfermedad entraría a remisión; es posible que no se presenten más síntomas durante muchos años y finalmente cuando lo hacen incluyen: estreñimiento, problemas digestivos, insuficiencia cardiaca, dolor abdominal, taquicardia y dificultades para tragar.
¿Cómo prevenir el mal de Chagas?
En los hogares se debe mantener todo ordenado y limpio, cambiar de lugar los elementos acumulados por lo menos cuatro veces al año, resanar grietas que puedan ser blanco de asentamiento de bichos y tener en cuenta el uso de insecticidas.