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Fuerza, euforia y concentración es lo que se respira en una práctica de waterpolo. El deporte, que debe jugarse dentro de una piscina, sin tocar el fondo y manteniéndose a flote, tiene como objetivo introducir el balón en la portería contraria el mayor número de veces posibles.

Esta actividad, que es muy parecida a un partido de fútbol, pero en el agua, necesita de dos equipos para poder ser practicado. Cada grupo debe estar conformado por siete jugadores, que incluye un boya y los aleros que tienen una posición especifica cada uno.

Joaquín Ortiz, entrenador de la selección departamental de waterpolo del Atlántico, explica que esta actividad física es una mezcla de deportes que impulsa a los jugadores a la sana competencia y a superarse a sí mismos.

'El waterpolo prácticamente es una mixtura de varios deportes como el baloncesto, la natación, el balonmano y el fútbol. Esto es un deporte de conjunto y de contacto, es decir, los deportistas dependen uno del otro'.

Un partido de waterpolo tiene una duración de siete minutos jugados (la bola debe estar en movimiento). Se cuenta con un cronómetro que va marcando el tiempo y aunque son varios atacantes y defensas, todos tienen la libertad de anotar o hacer goles, según explica Joaquín.

Para jugar waterpolo deber ser imprescindible que sea en una piscina que por lo menos tenga dos metros y medio de profundidad, para cumplir con una de las reglas básicas y más complejas del juego, no tocar el suelo.

'Lo más difícil de jugar waterpolo es mantenerse, no flotando, sino haciendo una patada especifica que se llama batidora o bicicleta. Se debe tener siempre el agua al nivel de los hombros y por otra parte está la dificultad de tener un defensa que te trata de hundir. Esas son las dos problemáticas que se tienen que tratar de vencer en el deporte', indica el entrenador.