La región Caribe, según analistas y académicos, jugó un papel casi que innegable para que Gustavo Petro se convirtiera en el presidente electo de Colombia. Lo anterior fue palpable tanto en el pensamiento popular como en las urnas, donde el nacido en Ciénaga de Oro (Córdoba) logró –por amplio margen– la principal votación en los siete departamentos del territorio.
Tras el conteo de los sufragios y los días álgidos propios de las elecciones, la Costa Caribe empezó a asimilar que el candidato del Pacto Histórico será quien vele por los intereses de la región durante los próximos cuatro años.
Aunque goza de gran favorabilidad en la mayoría de sectores, inclusive en departamentos como Córdoba y Sucre –donde a priori no iban a votar en gran masa por él, pero terminó siendo el más votado–, los gremios, empresarios, productores y ciudadanos del común consideran que el ‘cambio’ anunciado deberá verse reflejado lo más pronto posible si se tienen en cuenta las necesidades y miserias de la Costa, tan históricas y dolorosas como la pobreza y el hambre en la Alta Guajira, el drama sin fin de las inundaciones en La Mojana y el olvido estatal de vastas zonas rurales de departamentos como Cesar y Bolívar no tienen espera. Son peticiones urgentes.
Una de ellas es, sin duda, la grave emergencia que se vive en Córdoba, Sucre y Bolívar por cuenta del invierno, que en el actual año deja casi 100 mil personas damnificadas.