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El día en que lo iban a matar, Santiago Nasar se levantó a las 5:30 de la mañana para esperar el buque en que llegaba el obispo. Había soñado que atravesaba un bosque de higuerones donde caía una llovizna tierna, y por un instante fue feliz en el sueño (…) Plácida Linero, su madre, tenía una reputación muy bien ganada de intérprete certera de los sueños ajenos, siempre que se los contaran en ayunas, pero no había advertido ningún augurio aciago en los sueños de su hijo que precedieron a su muerte. Tampoco él había reconocido el presagio'.

'Nunca hubo una muerte más anunciada' que la de Santiago Nasar, todo el pueblo lo sabía y en cada esquina se rumoraba. De esa forma se puede concluir la magistral obra de Gabriel García Márquez, una historia macondiana, pero que a fecha de hoy el llamado 'efecto Santiago Nasar' persigue a líderes sociales, políticos y comunales en el Caribe, porque en esta zona del país la implacable competencia armada que libran los grupos armados organizados (GAO) por las rutas del narcotráfico, la siembra de hoja de coca y el procesamiento de clorhidrato de cocaína es una sentencia de muerte para todo aquel que se atreve a levantar la voz.

Según registros del Centro de Pensamiento UNCaribe, en la Costa operan seis grupos dentro de la categoría GAO: Ejército de Liberación Nacional (ELN), Autodefensas Gaitanitas de Colombia (AGC), Ejército Popular de Liberación (EPL), Autodefensas Conquistadoras de la Sierra (anteriormente Los Pachenca), Los Caparros, y la disidencia de las Farc-Ep (la Segunda Marquetalia). Estos en su mayoría se concentran en los departamentos de Cesar, Córdoba, Guajira, Bolívar y la zona de Montes de María.

'En la actualidad, en el Caribe colombiano se puede observar una continuidad y emergencia de actores armados ilegales en cinco subregiones específicas: la Sierra Nevada de Santa Marta, los sures de los departamentos de Córdoba, Bolívar y Cesar y los Montes de María. Los dos primeros territorios se encuentran en medio de una competencia armada entre diversos actores por su contro, ya que son estratégicos no solo en términos de movilidad, sino también para el desarrollo de economías ilícitas, su acopio y exportación', explicó a EL HERALDO Luis Fernando Trejos, docente, investigador y director de UNCaribe.

El analista agregó que 'el desarme y desmovilización del Bloque Martín Caballero (antiguo Bloque Caribe) de las Farc-EP no alteró las dinámicas de los grupos armados ilegales en esta región. Esto se explica porque al momento de su negociación, al igual que el Frente de Guerra Norte del ELN, se encontraba diezmado militarmente y replegado en las partes altas de la Serranía del Perijá en la frontera con Venezuela'.

Siendo así, el control territorial permitiría a estos grupos no solo el acceso a rentas, sino que también facilita la construcción de retaguardias, nuevas incorporaciones, creación o fortalecimiento de bases sociales y eventualmente legitimidad social.