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Luego de que su madre enferma –hoy fallecida- buscara infructuosamente durante dos décadas los restos de Boris Pizarro Insignares, desaparecido desde 2000 en Palmar de Varela, Atlántico, y su cadáver arrojado al río Magdalena, el Tribunal Superior de Barranquilla condenó a 33 años y tres meses de cárcel al exteniente de la Policía, Flóver Argeny Torres Sánchez, como coautor de la desaparición y el homicidio del hijo de Rosa Insignares.

EL HERALDO conoció la sentencia de 38 páginas, emitida el pasado 6 de agosto y suscrita por los magistrados de la Sala de Decisión Penal, Jorge Cabrera, Demóstenes Camargo y Luis Colmenares.

Este fallo se conoce en la semana en que se conmemoró el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, que según el Registro Único de Víctimas son más de 170.000 en todo el país y, de acuerdo a la Unidad para las Víctimas, 3.163 en Atlántico.

El Tribunal decidió condenar a Torres Sánchez luego de la apelación presentada por la Fiscalía, la Procuraduría y las víctimas contra la sentencia absolutoria del pasado 4 de septiembre de 2017, proferida por el Juzgado Único Penal del Circuito Especializado de Barranquilla.

La sentencia

El juzgado consideró en la absolución que el acervo probatorio de declaraciones testimoniales, reconocimientos fotográficos y otras evidencias 'no es suficiente para demostrar la intervención del investigado en la comisión de los hechos delictivos'.

Señaló el juez del caso que el testigo Javier Sánchez Arce señaló al principio a Torres como uno de los coautores, pero en otra diligencia de reconocimiento fotográfico del 3 de agosto de 2015, dijo que no reconocía a ninguno de los sindicados.

No obstante, en su apelación, el Colectivo de Abogados Opción Jurídica, argumentó que aunque se retractaron los testigos, en su debido momento estos habían narrado con detalle los hechos y reconocido a los sindicados y, además, agregó, la retractación fue tres años después de los primeros reconocimientos, por lo que pudo haber temores, coacción o componendas.

El Tribunal, al resolver la apelación, advirtió que el testigo Sánchez, en sus primeras declaraciones, ya había descrito físicamente a Torres, y su descripción coincide con la fisionomía del entonces teniente: 'era jovencito, claro, delgado, con frenillo en los dientes, era como de Bogotá, rolito'.

Lo echaron en el río

En 2012, los exparamilitares del Frente Pivijay del Bloque Norte, Alberto Martínez Macea y Javier Sánchez Arce, quienes se acogieron a sentencia anticipada por estos hechos —por los que también fuera condenado por el Tribunal de Justicia y Paz de Bogotá el exjefe paramilitar Salvatore Mancuso—, narraron que el 21 de septiembre de 2000 llegaron tres agentes del Gaula en compañía de dos miembros de las AUC a Palmar de Varela y se llevaron a Pizarro Insignares, un vendedor de perros calientes de 27 años, y tras interrogarlo y torturarlo, se dieron cuenta de que no era el guerrillero de las Farc que estaban buscando.

No obstante, decidieron dispararle, le rajaron el estómago, le metieron piedras y lo echaron al río Magdalena a la altura de la localidad magdalenense de Salamina.

Según la Fiscalía, el exoficial boyacense 'prestó su apoyo al momento de llevarse a la víctima (…) y pasar desapercibidos por un puesto de control de la Policía, con ayuda del agente policial, quien además se dice que tenía sueldo por cada operativo que colaboraran' (sic).

En el caso también fue vinculado el exagente Wilson Benítez de la Hoz.