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En el día mundial del Medio Ambiente, que este año dirige la atención sobre el combate contra el tráfico ilegal de vida silvestre, vale la pena destacar que el mayor nivel de amenaza de la biodiversidad en el Caribe colombiano está sobre peces de agua dulce, mamíferos y plantas, cada uno valorado por encima del 60%.

Esta es una de las variables identificadas en una investigación desarrollada durante cuatro años sobre la biodiversidad en el país, a la cual El HERALDO tuvo acceso, a través de investigadores, antes de su lanzamiento el próximo mes.

El estudio será presentado en un libro por el Instituto Von Humboldt y Ecopetrol, que lo financió. La investigación analiza las cinco regiones del país y en el volumen 3, Catálogo de Biodiversidad para la Región Caribe, se categorizaron 1.110 especies pertenecientes a los grupos de aves, plantas, peces dulceacuícolas, anfibios, mamíferos y reptiles que centran los mayores indicadores de riesgo. Además se analiza y se propone cómo debe ser la planeación ambiental para la conservación de los ecosistemas de las especies.

Colombia es uno de los 10 países del mundo con mayor riqueza biodiversa, con un primer lugar en aves, según el Sistema de Información sobre la Biodiversidad, SIB. Su riqueza patrimonial natural es también top en el mundo: es segundo en diversidad de plantas, anfibios y peces dulceacuícolas y mariposas; tercero en reptiles y palmas, y cuarto en variedad de mamíferos.

En el Catálogo del Caribe señalan el riesgo de que haya un colapso en la biodiversidad regional con un promedio en 27,1%, lo que la ubica en una categoría media. El estudio en la Costa identificó 66 áreas o unidades territoriales con sus ecosistemas, conformados por bosques secos, ciénagas, lagunas, ríos, etc., la mayoría de los cuales están en categoría media, un total de 15; muy alta, 14, y alta, 12. Para los investigadores esto refleja 'el estado crítico de sus ecosistemas y los impactos de las presiones a los que están expuestos'.

Una de las razones de las amenazas es la mutación del territorio, que ha sido alterado, y la sobreexplotación de sus recursos y seres, con la sobrepesca, la tala y la caza indiscriminada y el tráfico de especies.

El Caribe hoy es junto a la región de los Andes (69,8%) las de más alta y profunda transformación (63%) de su territorio, según las unidades territoriales analizadas. 'No hay demasiada información y no está lo suficientemente reconocida nuestra diversidad', afirma el investigador del Von Humboldt y coordinador del estudio, Germán Corzo. Entre los territorios estudiados en profundidad hay tres áreas: Montes de María (Sucre), Sierra Nevada (Magdalena) y Ciénaga de Zapatosa (Cesar), esta última considerada la 'más crítica':

Ciénaga de Zapatosa cede ante la sobrepesca y está perdiendo su riqueza pesquera

La Ciénaga de Zapatosa está rodeada de las lagunas Candelaria, Saloa, Santo Domingo y Gramalito. Meses atrás, cuando el fenómeno de El Niño secó varias de sus 26.068 de hectáreas, se veían campesinos y habitantes cercando lotes para sembrar cultivos.

Así quedó consignado en el estudio Catálogo de Biodiversidad para la Región Caribe que ha definido a este patrimonio natural como un 'refugio para especies de peces endémicos y migratorios', como el bagre rayado, que están 'críticamente amenazados', junto al bocachico y la doncella la vizcaína, calificados como 'vulnerables'.

Lina Mesa, máster en Zoología e investigadora del Instituto Von Humboltd, quien participó en el estudio, explica que la Ciénaga de Zapatosa es el ecosistema 'más crítico' de las unidades territoriales analizadas en el Caribe.

La intervención del cuerpo de agua tiene su impacto en el deterioro de la pesca. Sus especies han reducido la talla, ha modificado la subsistencia de la región, el recurso pesquero y ecosistémico, con la pesca de peces exóticos y no locales, desapareció, afirma Mesa. 'La Ciénaga es importante para el país en términos acuícolas. Es la más grande y profunda. Ha sido intervenida a través de carreteras, con taponamientos, se interrumpió el agua, está por sedimentarse y su riqueza de peces está que se pierde', advierte.

Zapatosa hace parte de la zona rural del municipio de Chimichagua, en el Cesar. Del total de su extensión, 78,5% (20.464 hectáreas) corresponde a ocho clases de coberturas de tipo natural y el 21,5% (5.604 hectáreas) a 11 clases de coberturas transformadas.

El riesgo de la biodiversidad está sobre la pérdida de mínimos necesarios para el bienestar de los pobladores, lo que ha generado nuevos desplazados por la pérdida de la seguridad alimentaria y cambio de actividades económicas, advierte Corzo. El patrimonio capital natural de esta ciénaga incluye las especies que habitan en los bosques inundables, los de galería de tierra firme y seco azonal que resguardan a especies de fauna y flora. Los árboles de Cedro y Caoba están en la línea de amenaza debido a que son aprovechados para la explotación de madera sin control.

Montes de María tiene a 22 anfibios en riesgo

En los bosques secos, importantes en el almacenamiento de carbono que repercute en la vida diaria y calentamiento global, de los Montes de María está el mayor número de Especies Declaradas en Peligro (EN): 22 reptiles; 27 mamíferos están categorizados como Vulnerables (VU), según el Catálogo de Biodiversidad para la Región Caribe.

El Sistema de Información sobre la Biodiversidad, SIB, estima que en el país hay 25 reptiles en las categorías de Peligro Crítico (CR), en peligro y vulnerables.

Los investigadores señalan que del bosque seco que poblaba la mayor parte del Caribe, a excepción de las sierras Nevada Santa Marta y Perijá, hoy solo queda menos de 10%. 'Es una idea de lo que se ha transformado y perdido en capital y patrimonio natural en el Caribe. Y los Montes de María pueden ser el último remanente que nos queda', asegura Germán Corzo, coordinador del estudio del Catálogo.

Destaca que los sistemas departamentales de Áreas Protegidas en la región son de los más fuertes del país junto al de los Parques Nacionales.

Estas áreas de bosques son importantes por la concentración de biodiversidad. El estudio registró 165 especies de plantas, de las cuales dos están en condición vulnerable, entre las cuales está el Olleto, que es un árbol de corteza gris oscura.

Su madera es buena para la construcción de casas, cercas y puentes. Tiene un crecimiento rápido e ideal para restauración vegetal. Los frutos son medicinales y son utilizados por las comunidades como antidiarreico. 'Si no conservamos, vamos a terminar acabando los ecosistemas y desconociendo el potencial que tienen para la medicina y la biotecnología', advierte la investigadora Lina Mesa.

El morrocoyo, destacan los investigadores, es una de las especies categorizadas como vulnerable de los Montes de María. Su importancia está en que es un efectivo dispersor de semillas. Los investigadores identifican que la caza, comercialización y su uso como mascota expone su subsistencia.

El Río Ranchería tiene nueve peces endémicos en peligro

Colombia firmó el Convenio sobre la Diversidad Biológica de la ONU, en la cumbre de Río de Janeiro de 1992, que comprometía al país a proteger sus especies endémicas. 20 años después, estudios han identificado nueve especies endémicas de peces en el Río Ranchería, en La Guajira, que están a punto de desaparecer.

En el Ranchería se construyó una represa para darle solución a los problemas de agua de los municipios de San Juan del Cesar, Distracción, Fonseca, Barrancas, Hato Nuevo, Uribia, Manaure, Maicao y Albania; proveer agua a los distritos de riego de Ranchería y San Juan, y generar energía eléctrica a pequeña escala.

Desde 2001, cuando empezó su construcción y la entrega de la Fase I en julio de 2011, la represa ha generado impacto en el ecosistema del río. En el libro Rojo de Peces Acuícolas de Colombia (2012), que tuvo como uno de sus editores al investigador José Iván Mojica, se identifican nueve peces endémicas, entre ellos el lisétalo, el dorado y el bocachico, que no es el mismo de los ríos Magdalena y Sinú. 'Este bocachico es pariente de uno que está en el lago de Maracaibo, Venezuela, y en el Catatumbo colombiano. Alguien se le ocurrió que por la represa y la desaparición de peces había que repoblar y metieron alevinos. Al Ranchería hay que ponerle atención porque es un río pequeño con especies únicas en categorías de amenazas', afirma Mojica.

En especies acuícolas, el SIB identifica 53 consideradas vulnerables en el país, de las cuales cuatro están en peligro.

Sierra Nevada, Ciénaga Grande y mangles

Las características ambientales y estructurales de los bosques montañosos de la Sierra Nevada de Santa Marta están en la actualidad bajo amenaza constante por las transformaciones del paisaje, debido a la deforestación para dar paso a cultivos y pastizales para ganadería, señalan los investigadores del Catálogo de Biodiversidad para el Caribe. La continua y creciente alteración antrópica sobre los ecosistemas terrestres ha causado que 'aumente la posibilidad de desaparición de las especies de fauna y flora' que dependen de los recursos brindados por el ecosistema. Estos, a su vez, incluyen endemismos y especies con alto grado de amenaza.

Los mayores riesgos, señala la investigación, están en el uso de la flora para construcción de casas (palma para techos y maderas finas para soportes de viviendas) y el uso de combustible (carbón vegetal) para cocinar.

La expansión de los límites de la frontera agraria genera la mayor pérdida de ecosistemas naturales, situación que está directamente relacionada con el uso de fertilizantes y plaguicidas asociados, y los cultivos de mango, advierte el estudio.

Sobre la Ciénaga Grande de Santa Marta y sus ecosistemas, que no están en el estudio del Instituto Von Humboldt, el biólogo marino Néstor Campo analiza que la caza de camarones, la sobrepesca y la infraestructura que desconectó el intercambio del agua dulce con la salada del mar, ha llevado a la desaparición de especies como la almeja, mamíferos como la zorra cangrejera y el cangrejo azul. El camarón que comemos muchos provienen de los mangles, donde no alcanzan a cumplir el proceso de crecer y llegar al mar para depositar huevos, explica Campo. 'Es allí, en el mar, dónde deben pescarse, para que luego las larvas regresen al mangle'.

El cuidado del ecosistema de estos biomas aún no tiene fuerza, asegura Germán Corzo.

'No hemos sido suficientemente serios a pesar del convenio Ramsar que protege también los humedales. Estamos muy mal. Nos falta no solo suscribirlo para el conocimiento y conservación de esas áreas'.

Joe García, biólogo de la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA), admite que la población de mangles que han identificado están en Puerto Colombia; Bocatocino, área de Piojó, y la Ciénaga de Mallorquín. El año pasado, la CRA, asegura, hizo un estudio de la franja de mangles costera en el Atlántico, zonificó su estado para proponer elementos indicadores que sean tenidos en cuenta por los municipios en sus Planes Básicos Territoriales, como zonas de conservación, explica García. Admite que esos ecosistemas están 'bastante alterados y allí no se han hecho inventarios de sus especies'.