Las piezas de oro que el 25 de febrero pasado arribaron a bordo del velero Zigoneshi, que en kogui significa 'Ayudémonos', no son un tesoro sino una reliquia para esta etnia cuyos mamos recibieron la restitución en la playa Gairaca, en el Parque Tayrona (vea aquí gráfico interactivo).
Al mando del capitán Olivier Jehl, los objetos, de un valor incalculable, fueron devueltos por la baronesa de Bélgica, Dora Janssen, por intermedio de la asociación Tchendukua, que dirige el geólogo francés Eric Julien, quien en tierra firme aguardó la llegada junto a los mamos koguis y otra decena de miembros de la comunidad.
La travesía de Jehl arrancó el 15 de septiembre de las Bretañas Francesas y 129 días después terminó en la playa de Gairaca con la entrega de las piezas que el barón Paul Adriaan J. Janssen, conservó por medio siglo en su casa y que habían sido sustraídas hace 500 años por los conquistadores españoles .
'Me acerco, anclado a pocos metros de todos los personajes vestidos de blanco que llevan mochilla y poporos. Me veo y siento las ráfagas de viento que nos unen, un momento fuera de tiempo', escribió el capitán del velero en su cuenta de Facebook.
'Eric está en la playa, me da la bienvenida con los brazos abiertos. Estamos encantados de compartir este momento que simboliza el cumplimiento de una historia de la que teníamos que tener fe hasta el fin', relata Olivier refiriéndose al baúl de madera que contenía los objetos de valor incalculable.
El primero en recibirlo fue el mamo Gabriel quien le entrega una mochila tejida por hombres y mujeres de su comunidad.
'No hay palabras, sino la comunión profunda', cuenta Jehl.
Disputa
Las 17 piezas de arte precolombino que la baronesa había conservado habían sido reclamadas en el 2007 por el Gobierno de Colombia como parte de su patrimonio. El Gobierno regional de Flandes (norte de Bruselas) se negó a devolverlas.
La disputa surgió después de que la baronesa donó algunas piezas al Museo Real de Arte e Historia de Bruselas como parte de pago de los derechos de herencia de su marido, avalados en cinco millones de euros.
La viuda de Janssen, quien murió en Roma en el 2003, decidió devolverlas hace dos años cuando una delegación kogui viajó a Bruselas a dialogar con ella, quien después viajó a los Andes colombianos para conocer más de cerca ese pueblo. La condición que puso fue que los objetos retornaran a las manos de los indígenas.
Llanto de la madre
A la ceremonia de restitución en Gairaca, que resultó muy emotiva, acudieron Jehl, Jensen y los mamos kogui. En el momento en que se abre el baúl de madera, los indígenas empiezan a sonar sus flautas para interpretar ritmos ancestrales, mientras que el violinista Camilo Giraldo Duque hace lo mismo en medio del trance colectivo.
Por algunos minutos una pertinaz llovizna cayó sobre Gairaca, que para los indígenas tuvo una connotación especial. 'Serankua (la madre) estaba saludando en público a sus hijos', gritaron emocionados.
'Vino a reconocerlos, a reafirmar que eran sus hijos desaparecidos. La lluvia eran las lágrimas que derramaba por la felicidad que sentía al tenerlos nuevamente a su lado', explicó José de los Santos Sauna.
Agregó que 'es como cuando a un humano se le va un hijo y años después lo encuentra'.
'Son cosas que el mundo de afuera no cree y poco entiende', precisó el líder indígena.
Se quedan en la Sierra
Una vez recibidas las piezas anunciadas a través de la prensa nacional la semana pasada, la gran incógnita era en dónde iban a reposar.
'No las vamos a vender, ni apachurrar; son las autoridades espirituales, las que deciden si la dejan en la parte alta o baja de la montaña, o quizás en la playa', afirmó José de los Santos Sauna, cabildo gobernador kogui –malayo.
Dijo que ellos respetan al máximo los objetos sagrados pero el Estado parece desconocerlo.
Comentó además que tienen reliquias regadas por todo el mundo y que deben ser devueltas. Se refirió al caso concreto de dos máscaras tayronas que están en el museo de Berlín, Alemania, y otros objetos en el museo Vaticano. 'Es que no se debe olvidar que fuimos saqueados… nos robaron', anotó.
La asociación francesa Tchendukua, que desde hace dos décadas apoya a los kogui de Colombia, fue la encargada de devolver a ese pueblo el 'tesoro ancestral'.
El geólogo francés y presidente de la asociación Tchendukua, Eric Julien, manifestó que la devolución se hizo posible tras dos años de negociaciones con el Ministerio de Cultura, que abandonó su intención de recuperar las piezas para exponerlas en el Museo del Oro de Bogotá.
'Para los kogui, el oro no es solo un metal precioso, sino el reflejo del sol, que por su presencia equilibra las fuerzas de la naturaleza y protege a los hombres', anotó.