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Tras una álgida, complicada y polarizada discusión, el Senado de la República y la Cámara de Representantes aprobaron el pasado viernes, en votaciones separadas, la resucitada reforma laboral impulsada por el Gobierno Nacional, una de las iniciativas banderas del progresismo que en su momento se hundió en la Comisión Séptima de una de las corporaciones, lo que provocó la ira del presidente Gustavo Petro Urrego y la posterior convocatoria de la consulta popular mediante el ‘decretazo’.

La nueva norma laboral establece, entre otros puntos claves, la ampliación en dos horas del recargo nocturno, que comenzará a aplicarse a partir de las 7 p. m., el reconocimiento del contrato de aprendizaje de los alumnos del SENA como una relación laboral formal y la regulación del trabajo mediante plataformas digitales.

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Tras la aprobación, varios sectores productivos del país consideraron que el articulado es una “decisión equivocada, nacida de presiones y cálculos políticos” y no corresponde al de un “verdadero análisis técnico ni de un diálogo social genuino”.

En este sentido, la Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco, consideró que la nueva reforma incrementará costos laborales entre un 18 y un 34%, lo “cual traerá como consecuencia la destrucción de miles de empleos e incremento en la informalidad”.

“Una reforma que pone en peligro a las micro, pequeñas y medianas empresas y considerada inviable, hace apenas unos meses, no puede ahora presentarse como buena para el país, solo porque sirve como moneda de cambio para frenar una consulta popular costosa y engañosa. Es una decisión equivocada, nacida de presiones, chantajes y cálculos políticos, no de un verdadero análisis técnico ni de un diálogo social genuino”, advirtió Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco.

De acuerdo con el dirigente gremial, el mayor golpe lo recibirán comercios como tiendas, panaderías, cafeterías de barrio y negocios que operan en horarios extendidos o fines de semana, así como sectores clave como la gastronomía, el turismo, la vigilancia y el transporte.

“No es justo que estos negocios terminen pagando los costos de decisiones tomadas bajo presión política. La reforma penaliza precisamente a quienes más empleo generan y es una lástima que al final, con valiosas excepciones, el Senado se le entregó al Gobierno”, explicó el directivo Cabal, quien reiteró que el proyecto destruirá más de 454.000 empleos formales.

Por su parte, la presidenta de la Cámara Colombo Americana, AmCham Colombia, María Claudia Lacouture, indicó que aunque el texto de la reforma fue mejorado, “aún quedan retos clave para evitar que Colombia quede atrapada en un modelo que promete mucho, pero difícilmente podrá cumplirse”.

Los riesgos actuales de la actual reforma, dijo, tienen que ver con el desincentivo al empleo formal, menor competitividad y flexibilidad, desconexión con nuevas formas de trabajo, distorsión del contrato de aprendizaje y el cierre de pymes.

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Más reparos

La Asociación Colombiana de Agencias de Viajes y Turismo, Anato, consideró que las nuevas implementaciones en la reforma laboral generan nuevos desafíos para distintos sectores de la economía, especialmente para las pequeñas empresas que sobreviven de las rentas que deja el turismo.

“Esta Reforma tiene implicaciones directas para la industria de los viajes, un sector que opera los siete días de la semana, en horarios extendidos y que depende también de modelos flexibles de trabajo. Nos preocupa que es una acción que desconoce las realidades de nuestros empresarios, en especial a las mipymes, que representan la mayoría del sector”, explicó Paula Cortés Calle, presidente ejecutiva de la agremiación.

Reforma regresiva

En la misma línea, Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, consideró que con la actual reforma un total de 14 millones de trabajadores informales no tendrán ningún beneficio. Además, advirtió que el articulado puede terminar engrosando las líneas de informales

“La fórmula para contrarrestar los dos efectos anteriores era dale un tratamiento excepcional a las empresas en riesgo de informalidad o en el borde de la viabilidad. Pero esto fue ignorado. El Gobierno nunca pensó en los informales y desempleados, construyó una estructura que pensaba solo en un grupo muy pequeño de trabajadores, volviendo a la reforma un instrumento para la construcción de más inequidad y regresividad”, concluyó.