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Desde el 2018 la provocadora y desmesurada idea de una constituyente ha surgido al menos unas cinco veces, paradójicamente, tanto desde Gustavo Petro –que la planteó en la campaña de 2018 para lo mismo que ahora: reformar la salud, la justicia, la educación y la economía– como desde el uribismo –que la invocó para cambiar el acuerdo de paz, ante el lío jurídico de Jesús Santrich y tras la orden de captura contra el expresidente Álvaro Uribe–. Pero, por fortuna, conforme a las voces que se han escuchado entonces y las de ahora, no se ha concretado.