Compartir:

Una de las dificultades que tiene el paro nacional es su naturaleza multipropósito. Es como una especie de árbol de Navidad al que cada día le cuelgan nuevas bolitas de colores, luces y figuritas. Por ejemplo, los voceros del paro acaban de pedirle al Gobierno que se siente a negociar con el ELN, algo que no estaba en las exigencias iniciales de las que sí hacían parte las reformas laborales y pensionales, así como los asuntos que tienen que ver con los salarios de los empleados públicos y lo relacionado con la educación superior. El diálogo a la brava con el ELN no hacia parte de lo que los organizadores del paro nacional llaman 'el paquetazo de Duque', que tiene que ver, fundamentalmente, con exigencias de tipo económico.

Por cuenta del amplio abanico de peticiones y exigencias el paro ha venido perdiendo bríos, hasta el punto de qué hay quienes consideran que ya se desvirtuó por completo. Sus críticos consideran que la multiplicidad de exigencias lo terminaron convirtiendo en una especie de 'lista de mercado', en la que cabe de todo, desde detergentes hasta preservativos, pasando por arroz, azúcar y panela.

Un paro nacional sin unidad de criterios, como está sucediendo, puede fracasar, aunque existan motivaciones y razones para sostenerlo. Una huelga nacional que no se resuelva de forma rápida termina por cansar a quienes la convocan y -sobre todo- a quienes la padecen, que en el caso de Colombia son millones de personas que han visto afectadas no sólo su vida cotidiana, sino también sus ingresos. De hecho, los reportes de pérdidas en los primeros ocho días de paro ascendían a 1.5 billones de pesos. Ello significa la quiebra de empresas y almacenes y por consiguiente el despido de decenas de personas. Es decir, el paro que se hizo para cuestionar la falta de generación de empleos por parte del Gobierno, terminará produciendo más desempleos.

En el pliego de peticiones de quienes figuran como líderes del paro nacional -organizaciones sindicales, estudiantes de universidades públicas y defensores de Derechos Humanos- hay puntos que pueden ser objeto de negociación y de concesión por parte del Gobierno, pero hay otros que tienen poco margen de maniobrabilidad por parte del presidente Iván Duque, pues hay algunos puntos que no dependen directamente del Ejecutivo y otros que comprometen la seguridad jurídica o estratégica del Estado. Veamos en qué sí y en qué no puede ceder el Gobierno: