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Cuando Gustavo Petro, presidente de Colombia, aterrice y empiece a dirigir su gobierno en Riohacha desde este lunes se dará cuenta, por si no le han informado, que tan solo este año han muerto 34 menores indígenas por causas asociadas a la desnutrición, que varias personas más han perdido la vida buscando desesperadamente agua en pozos artesanales, que el territorio se ubica en el segundo departamento con más masacres de la región Caribe (4) debido a la expansión de las Autodefensas Conquistadoras de la Sierra y el Clan del Golfo, y que el desgobierno es tal en la capital que –hasta el sol de hoy– el Ministerio del Interior no ha reemplazado oficialmente al exalcalde José Ramiro Bermúdez, quien fue suspendido por la Procuraduría por irregularidades en un contrato de agua y acueducto.