Compartir:

Tras seis años de haberse firmado los Acuerdos de Paz, los indicadores de violencia en Colombia parecen estar bastante distantes de dejar los números rojos. El 2022 ha estado lleno de sangre, desplazamiento, confinamiento y temor en las zonas rurales, las cuales han quedado presas y flanqueadas por la guerra sin cuartel que libran los grupos criminales para hacerse con el control de las rutas del narcotráfico. La muerte no ha perdonado ni dejado de trabajar ni en Navidad.