Antes de la pandemia, América Latina y el Caribe ya registraba una alta prevalencia de violencia contra la niñez. La disciplina violenta –que incluye el uso de castigo físico y psicológico– afectaba a casi 75 por ciento de los niños y niñas de 3 a 4 años, de los cuales más de la mitad sufría castigo físico.
La propagación de la covid-19 y algunas de las medidas tomadas para frenarla por parte de los mandatarios mundiales, como el aislamiento social, aumenta el riesgo de violencia contra niños y niñas.
De acuerdo con Unicef, la mayoría de los casos de violencia en los primeros años de vida se da por parte de un familiar directo o persona cercana al niño o niña.
Además, según encuestas realizadas por Unicef en algunos países de la región, en más de la mitad de los hogares entrevistados, la conflictividad intrafamiliar ha aumentado durante las cuarentenas.
'La familia es el mejor lugar para el desarrollo de un niño o una niña, sin embargo, estar encerrados en casa algunas veces ha supuesto, para los más pequeños, un mayor riesgo de ser golpeados y maltratados', dijo Jean Gough, directora regional de Unicef.
Gough agregó que la pandemia ha sido complicada, principalmente para las familias en situaciones de pobreza.