Se profundiza la controversia por la intención de las desmovilizadas Farc de adjudicarse el magnicidio del dirigente conservador Álvaro Gómez Hurtado, perpetrado el 2 de noviembre de 1995 en Bogotá.
Luego de las serias dudas que expresó el pasado miércoles el presidente Iván Duque sobre la veracidad de dicha versión de los hechos y de la solicitud a la Fiscalía para que investigue a fondo el caso, los líderes del ahora partido político Farc, Rodrigo Londoño, Timochenko, y Carlos Antonio Lozada advirtieron que declararán lo ocurrido ante la JEP, pero no ante la Fiscalía.
Los exguerrilleros enviaron un memorial con fecha de 05 de noviembre de 2020 a la Fiscalía, en el que invocan su derecho a no ser juzgados dos veces por el mismo hecho.
La JEP, dicen, 'es la instancia creada y normada a partir de la firma del Acuerdo Final de Paz, entre la antigua guerrilla y el Estado colombiano, con el fin de aplicar justicia en los hechos realizados en el marco del conflicto civil y armado'.
La citación a la Fiscalía, afirman, genera 'afectaciones al procedimiento constitucional enmarcado en las normas que regulan la relación entre la justicia ordinaria y la JEP'.
'En este caso, los comparecientes estarían siendo citados por un mismo hecho a dos jurisdicciones diferentes, lo que representa una abierta violación al principio reseñado. Nosotros, los firmantes de paz y nuestra defensa jurídica, no nos oponemos a la solicitud del traslado de pruebas en el marco de la colaboración armónica entre la JEP y la Fiscalía General de la Nación'.
De hecho, Lozada, cuya presentación junto con Londoño ante la JEP ha sido aplazada y aún no tiene fecha definida, cuestionó este jueves que las autoridades no les crean su dicho en este expediente y también puso en tela de juicio la gestión de la Fiscalía en la pesquisa de este caso.
Por su parte, Mauricio Gómez, hijo del líder conservador, insistió el pasado miércoles en que las Farc no asesinaron a su padre.
'A mí el cuento de las Farc de que lo fueron a matar precisamente ese día, dos días después de que le estaba pidiendo la renuncia a (el presidente Ernesto) Samper, es la cosa más extemporánea e inexplicable de toda esa mentira que estaba tratando de meter las Farc', dijo.
'El país se estaba moviendo alrededor del Proceso 8.000, mi padre le dio un tiempo a Samper para ver qué tan graves eran las acusaciones y cuando se comprobó, pues tomó la posición de denunciar ese hecho', agregó.