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Cada 2 de junio, Marta Cecilia Domicó, indígena de la comunidad embera katío, se preguntaba  a dónde llevaría las flores que recibía en honor a la memoria de su padre.

Las víctimas del conflicto armado colombiano suelen cargar no solo con el dolor del desarraigo, la pérdida, el desplazamiento o cualquier hecho violento, además, cargan con el peso de no conocer lo qué ocurrió. Los años van dejándoles más preguntas que respuestas y las heridas, ‘hambrientas de verdad’, se demoran en sanar.

Marta Cecilia Domicó alcanzó a imaginarse que algún día Salvatore Mancuso, el ex jefe de las Autodefensas Unidas de Colombia, le respondería una a una sus preguntas.

El último encuentro que tuvieron fue en una audiencia en 2007, en el marco de la Ley de Justicia y Paz. Sin embargo, ese día se devolvió sin respuestas, sin verdad, porque no pudo hablar directamente con él.

19 años después, a través de la Comisión de la Verdad, la hija del líder indígena Kimy Pernía Domicó logró sostener una conversación con Mancuso. Las preguntas estaban sobre la mesa. Ella sentada junto a otra mujer en un ambiente rodeado de velas y al frente de un celular en altavoz, ansiosa por conocer la verdad, se despachó.

'Buenos días, Mancuso. Soy la hija de Kimy Pernía. Hoy escucho tus palabras, tu voz y ahora sí nos estamos comunicando, que bonito que sea así, porque en 2007 estuve en una audiencia y no pude hablar con usted directamente, pero escuché su mensaje y aquí estoy esperando la respuesta desde el 2001'.

Mancuso refirió que había querido hablar con ella, con su familia y la comunidad desde hacía mucho tiempo; pero indicó que la Fiscalía General no les permitía tener conversaciones directamente con las víctimas.

Al principio, en el marco del encuentro ‘Pueblos Indígenas en Situación y Riesgo de Exterminio Físico y Cultural: Su Dignidad, Resistencia y Aportes a la Paz’, que se llevó a cabo este viernes, ofreció perdón 'de todo corazón' a los indígenas colombianos, en especial a los embera katío y a la familia de Kimy Pernía.

Este líder, asesinado en 2001, luchó en reiteradas ocasiones por la Madre Tierra. Su ‘batalla’ más dura, y quizás una de las más decisivas para que el 2 de junio de ese año la muerte lo asaltara, fue la oposición a la construcción de la hidroeléctrica Urrá.

En 1995, Pernía Domicó organizó el Do Wambura (Adiós río), una movilización de mil indígenas desde el Resguardo de Karagabí hasta Lorica con el fin de protestar contra el proyecto y exigir que la empresa dialogara con los nativos.

Pero años después mataron a dos de sus compañeros de lucha y él huyó a Bogotá. No obstante, en 2001 lo desaparecieron y, posteriormente, se confirmó su asesinato.

En Tierralta, Córdoba, permanece la Central Hidroeléctrica Urrá, abastecida, principalmente, por el río Sinú y sus afluentes, que nacen en el Parque Nacional Natural Paramillo.