Cuba insistió el viernes al gobierno colombiano que cumpla los protocolos y permita que la delegación de diálogos de la guerrilla Ejército de Liberación Nacional (ELN) pueda salir de La Habana y volver a sus campamentos, tras la ruptura de las negociaciones de paz.
El ELN admitió la autoría de un atentado contra una academia de policía, que ocasionó la muerte de 20 estudiantes y del perpetrador del ataque. El hecho llevó al presidente de Colombia, Iván Duque, a romper las conversaciones y pedir a las autoridades la captura de los miembros de la delegación de la guerrilla que participaba de la mesa de diálogo, cuya sede estaba en La Habana.
En un comunicado, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba reiteró su condena a todas las 'prácticas terroristas' pero 'apela al Gobierno de Colombia y al ELN, para que adopten las acciones pertinentes que permitan aplicar el procedimiento de retorno de la delegación del ELN' en apego a la letra del protocolo para tales fines.
Como anfitriona y garante de los diálogos, Cuba recordó que, ante la ruptura de las conversaciones, 'los países y las partes contarán con 15 días a partir del anuncio para planear y concretar el retorno a Colombia de los miembros representantes de la delegación del ELN'. Este plazo, según ha dicho el jefe de la delegación del ELN, Pablo Beltrán, vence el 2 de febrero.
Duque también ha pedido a Cuba que entregue a los miembros de la delegación. Ante ello, la cancillería cubana precisó que envió una nota a sus pares colombianos 'en la que recuerda los compromisos adquiridos por el gobierno de Colombia y el ELN'. Entregó una copia al resto de países garantes, que son Venezuela, Brasil, Chile y Noruega.
Detalla además que la presencia de la delegación del ELN en Cuba respondía a una solicitud oficial de las partes en negociación, y que se estableció como condición que su presencia se atuviera única y estrictamente a negociar la paz.
Cuba acogía la mesa de diálogo desde mayo del año pasado, luego de que Ecuador desistió de continuar como sede. Las conversaciones avanzaron hasta la salida del presidente Juan Manuel Santos, Premio Nobel de la Paz, por haber alcanzado un acuerdo que desmovilizó y convirtió en partido político a la guerrilla FARC.
Con el ingreso del derechista Iván Duque en agosto, las conversaciones quedaron en suspenso, ya que el nuevo presidente consideraba que su antecesor había tenido demasiadas concesiones con el ELN. Antes de seguir, les pidió poner fin a sus actividades y entregar a los rehenes que mantenía. Hasta el 18 de enero de este año, día del atentado, las conversaciones no habían reiniciado.
La guerrilla guevarista ELN cuenta con unos 1.800 combatientes y una extensa red de apoyo. Reivindica una política nacionalista y es junto a disidencias de las FARC y bandas narcotraficantes de origen paramilitar, el principal desafío en seguridad que enfrenta Colombia.