Colombia defendió su política antidrogas ante las amenazas de Estados Unidos de descertificarlo como socio en la lucha contra el narcotráfico, lo que expertos consideran una humillación a su mayor aliado en Sudamérica.
'Colombia ha sido la nación que más sangre ha puesto, que más sacrificios ha hecho en la lucha de más de tres décadas contra el narcotráfico', dijo este jueves el presidente Juan Manuel Santos.
El jefe de Estado se refirió, aunque sin menciones directas, a un documento emitido el miércoles y firmado por el presidente estadounidense, Donald Trump, en el que acusa a Colombia, principal productor mundial de cocaína, de incumplir los acuerdos internacionales contra este flagelo.
Trump cuestionó el extraordinario crecimiento de los cultivos de hoja de coca y de la cocaína en los últimos tres años, cuando pasaron de 69.000 hectáreas sembradas en 2014 a 146.000 en 2016, según la ONU. En el mismo lapso, la producción de cocaína pasó de 442 a 866 toneladas.
Trump afirmó que Colombia, un país con el que Estados Unidos mantiene estrechas relaciones bilaterales fortalecidas por millonarios aportes para luchar contra el narcotráfico, no perdió la certificación por los esfuerzos de la fuerza pública colombiana.
La última vez que a Colombia se le retiró la acreditación fue en 1998 bajo el mandato de Ernesto Samper (1994-98), cuya administración afrontó fuertes presiones por el ingreso de dinero caliente a su campaña presidencial.
Actualmente Venezuela y Bolivia no cuentan con la certificación, lo que implica que Washington detiene el suministro de dinero y recursos tecnológicos y de inteligencia para combatir el narcotráfico.
'Esta declaración muestra que Trump no tiene idea de las sutilezas de la diplomacia en América Latina. Históricamente Colombia ha sido uno de los aliados más constantes y fieles de Washington en la región', dijo a AFP, Jeremy McDermott, director ejecutivo del centro de investigación sobre el crimen organizado en las Américas, InSight Crime.
'Nadie puede dudar del compromiso de Colombia en contra de las estructuras del narcotráfico', agregó.
El año pasado el gobierno de Santos, que en reiteradas ocasiones ha catalogado la actual lucha antidrogas como 'una bicicleta estática', alcanzó cifras récord de incautación de cocaína: 378 toneladas frente a 253 en 2015.
Medida de presión
Para el analista César Páez, las declaraciones de Trump son una medida de presión, pues Estados Unidos ve las cooperaciones como inversiones para solucionar problemas.
'Si no ven resultados, pues empiezan a presionar', dijo este investigador y docente en temas de narcotráfico de la Universidad Externado.
Las presiones comenzaron en agosto con la visita del vicepresidente Mike Pence a Cartagena, donde urgió por una rápida solución a este flagelo y continuaron el martes.
Ese día el responsable de la lucha antinarcóticos del Departamento de Estado, William Brownfield, atribuyó el aumento de la producción a las negociaciones de paz con las comunistas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), desarrolladas entre 2012 y 2016.
En noviembre las partes firmaron un histórico acuerdo, apoyado por Washington, por el que la que fue la principal guerrilla de América se comprometió a ayudar a combatir el narcotráfico, que desde la década de 1980 utilizó como método de financiamiento.
Pero esa colaboración es cuestionada por Estados Unidos, que se comprometió a entregar 450 millones de dólares para la aplicación del pacto, porque para la ley estadounidense las Farc siguen siendo una Organización Terrorista Extranjera.
'Estados Unidos no tiene la autoridad moral para descertificar a nadie. Yo creo que Colombia está haciendo una lucha por la sustitución de cultivos', dijo el líder rebelde Jesús Santrich a periodistas.
Para este año, y con ayuda de las Farc, ya desarmadas y convertidas en partido político, Colombia, el mayor productor de hoja de coca, busca acabar con 100.000 hectáreas, entre sustitución y erradicación.