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La alarma por una posible guerra de Estados Unidos contra Venezuela crece entre legisladores demócratas y republicanos tras 50 días de bombardeos estadounidenses en el Caribe, que han dejado al menos 32 muertos, dos sobrevivientes y siete embarcaciones destruidas, mientras aumenta el despliegue militar y surgen más interrogantes sobre la legalidad de las operaciones.

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Estados Unidos ha desplegado ocho buques de guerra y un submarino de propulsión nuclear en el Caribe desde el primer ataque que anunció el presidente Donald Trump el 2 de septiembre, y que dejó 11 muertos, según difundió el congresista Carlos Giménez, del Comité de las Fuerzas Armadas, al publicar una infografía del Finantial Times.

El despliegue, que Trump justifica por la lucha contra el narcotráfico, también incluye aviones F-35 y helicópteros de operaciones especiales, de acuerdo con la publicación que compartió el legislador de Florida el martes con base en fuentes de la Marina de Estados Unidos.

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De hecho, los helicópteros de ataque MH-6 Little Bird y MH-60 Black Hawk volaron a principios de octubre a menos de 145 kilómetros de la costa venezolana, cerca de plataformas petroleras y de gas, expuso un análisis del The Washington Post la semana pasada.

La ofensiva se extendió este miércoles, cuando medios del país norteamericano informaron que el Ejército atacó a otra embarcación, supuestamente relacionada con el narcotráfico, esta vez frente a las costas del Pacífico de Colombia, donde según un funcionario citado por The New York Times, murieron dos o tres personas que se encontraban a bordo del navío.

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En un ataque previo, revelado el domingo por el Departamento de Guerra, se mató el 17 de octubre a tres supuestos narcotraficantes a los que vinculó con la guerrilla colombiana del Ejército de Liberación Nacional (ELN).

Mientras que el sábado, Trump anunció que Estados Unidos enviaría a dos hombres, uno colombiano y otro ecuatoriano, a sus países para su detención y procesamiento tras sobrevivir a un ataque que abatió a otros dos “terroristas” a bordo de un submarino que, según Washington, transportaba fentanilo.

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La presión sobre la región se elevó la semana pasada, cuando Trump reveló que autorizó a la CIA realizar operaciones encubiertas en Venezuela, donde acusa a Nicolás Maduro de ser líder del Cartel de los Soles, y aseguró que analiza ejecutar ataques contra “el narcotráfico” en tierra tras los bombardeos contra las embarcaciones.

Esfuerzo bipartidista contra la “guerra”

Los ataques han generado un esfuerzo bipartidista, liderado por los senadores demócratas Tim Kaine y Adam Schiff, junto al republicano Rand Paul, que busca una votación para bloquear los bombardeos.

Paul aseveró este martes que “no hay fentanilo hecho en Venezuela, ni siquiera un poco”, y citó que uno de cada cuatro botes, el 25 %, que la Guardia Costera de Estados Unidos revisa en Miami por sospecha de droga al final no transportan narcóticos, por lo que “no se puede matar indiscriminadamente”.

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“Esa es la razón por la que no disparamos y simplemente explotamos botes cerca de Miami, pero tampoco deberíamos estallarlos cerca de la costa de Venezuela”, indicó el senador en una entrevista con el periodista Piers Morgan.

El congresista demócrata Adam Smith, del Comité de Fuerzas Armadas de la Cámara de Representantes, exigió el lunes una comparecencia de la Administración Trump para que explique los bombardeos, pues el hecho de que Estados Unidos haya enviado a sus países a dos sobrevivientes genera dudas sobre los operativos.

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Además, exigió en un pronunciamiento esclarecer el retiro del almirante estadounidense Alvin Holsey, jefe del Comando Sur, a cargo de las operaciones militares en el Caribe cerca de Venezuela, mientras The New York Times reportó que él expresó reservas sobre estos bombardeos.

“El presidente Trump y su Administración siguen sin responder preguntas apremiantes sobre las órdenes del presidente para ejecutar ataques militares de EE.UU. en barcos en el mar Caribe. Han fallado en demostrar la legalidad de estos ataques, proveer transparencia del proceso o, incluso, una lista de los carteles”, expresó.

La justificación de la Casa Blanca

Trump ha justificado los ataques al afirmar que los bombardeos han salvado más de 100.000 vidas estadounidenses y que ahora prefieren bombardear las embarcaciones porque era “totalmente inefectiva” la práctica de primero detener el bote, inspeccionarlo y arrestar a las personas.

“Con cada bote que destruimos, salvamos 25.000 vidas estadounidenses, así que cada vez que vean un bote y se sientan mal y digan: ‘Wow, eso es duro’. Es duro, pero si pierdes a tres personas, salvas 25.000”, expresó el presidente en una conferencia de prensa el 15 de octubre.