Este miércoles 7 de mayo, a las 16:30 hora local de Roma, las puertas de la Capilla Sixtina se cerrarán herméticamente para dar inicio al Cónclave 2025, el ritual milenario que definirá quién será el nuevo líder de los más de 1.300 millones de católicos en el mundo tras el fallecimiento del papa Francisco.
La muerte del Sumo Pontífice, ocurrida el pasado 21 de abril a los 88 años luego de una prolongada internación debido a problemas de salud, movilizó a más de 250.000 fieles que visitaron el Vaticano para presentar sus respetos mientras sus restos eran velados en la Basílica de San Pedro. El funeral se celebró el sábado 26 de abril, cuando el Santo Padre fue sepultado en Santa María la Mayor.
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Un proceso estrictamente reglamentado
El Cónclave, palabra que proviene del latín “cum clave” (con llave), refleja perfectamente la naturaleza secreta de esta reunión. Los 140 cardenales menores de 80 años que participarán quedarán completamente aislados del mundo exterior: las ventanas de la Capilla Sixtina serán tapadas, se instalarán inhibidores de señal y los participantes permanecerán alojados en la residencia Domus Sanctae Marthae durante todo el proceso.
Para que un candidato sea elegido Papa, deberá obtener al menos dos tercios de los votos (94 cardenales). Se realizarán dos votaciones diarias y una adicional la tarde del comienzo. Si después de 24 escrutinios no se logra consenso, los cardenales podrán decidir por mayoría absoluta cómo proceder, pero siempre manteniendo el requisito de mayoría calificada para la elección válida.
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El ritual de la fumata
Uno de los elementos más emblemáticos del proceso es la “fumata”, el humo que emerge de la chimenea de la Capilla Sixtina tras cada votación. El humo negro indica que no se ha elegido Papa, mientras que el blanco anuncia al mundo la histórica noticia: “Habemus Papam” (Tenemos Papa).
Una vez elegido, el nuevo Pontífice debe aceptar el cargo y elegir el nombre con el que será conocido. Posteriormente, el protodiácono anunciará la elección desde el balcón central de la basílica de San Pedro, tras lo cual el Papa electo pronunciará su primer discurso y dará una bendición especial a los fieles.
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En preparación para este momento histórico, este domingo se celebró la última misa de luto por Francisco I en la Basílica de San Pedro, presidida por el cardenal Dominque Mamberti y con la asistencia de más de 200 cardenales. “Todos hemos admirado cómo el papa Francisco, animado por el amor del Señor y llevado por su gracia, fue fiel a su misión hasta el final de sus fuerzas”, expresó Mamberti en su sermón.