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Donald Trump llega recargado, en su versión 2.0, con una mayoría abrumadora en el Congreso, sin una oposición fuerte y un gabinete que no solo refleja su propuesta de gobierno, sino una clara lealtad a la figura del republicano, que en algunos casos puede embrollarse con idolatría.

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Esta vez, además, su investidura está lejos de ser cuestionada por la oposición, pues el país lo eligió en votación popular, con más de 77 millones de sufragios, también ampliando su atractivo en casi todos los grupos de votantes desde que se dio su derrota en el año 2020.

Así mismo, al hacerlo logró una remontada que nunca antes un presidente –previamente derrotado– había conseguido en la historia moderna del país. Es por ello que en las semanas previas a la entrada en vigor del nuevo mandato del republicano ya no se vieron, como ocurrió en su anterior victoria, las calles inundadas de pancartas pidiendo la salida de Trump del poder.

EL HERALDO

Esos nuevos votantes, muchos de ellos de grupos que jamás se hubiese pensado le darían su confianza al republicano, como los hombres latinos, llegan a este 2025 hartados del gobierno saliente de Joe Biden, que dejó un legado amargo en quienes pusieron su sufragio en su diluida propuesta, y por ende dieron su voto al partido demócrata.

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“Trump sacó casi la misma cantidad de votos que en el 2020, pero en esta etapa ya no debería tenerse en cuenta que los republicanos ganaron las elecciones, sino que los demócratas las perdieron porque hay una fractura al interior del partido... se están desmovilizando”, explicó a EL HERALDO Ernesto Calvo, profesor de Gobierno de Políticas de la Universidad de Maryland.

Migración, su bandera

En ese escenario, el mandato de Trump arranca con varias claras ventajas para imponer su agenda, en la que hay prioridad para temas como la recuperación de la economía, las relaciones con Ucrania, China y Rusia, y la resolución del tema migratorio, bandera de su Gobierno.

“Aunque países como Colombia o México no sean prioridad en la agenda de política exterior de Trump, la cooperación multilateral en temas como la migración irregular a través de la frontera será clave en su nuevo período”, mencionó a este diario David Varela, profesor de la Universidad Javeriana y doctor en Relaciones Internacionales de la Universidad Johns Hopkins.

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El analista Calvo coincidió con él en que “arranca una política migratoria agresiva, pero en particular al servicio del partido, publicitada quizás como en el primer mandato con represión en la frontera, encarcelamiento de niños y todas las cosas que vimos que usó el presidente para tratar de mostrar que iba a ser duro con América Latina”.

Precisamente este sábado, una encuesta realizada por el diario The New York Times reveló que el 55 % de los estadounidenses apoya las deportaciones masivas que el presidente electo ha prometido implementar. Una amplia mayoría, el 87 %, apoya la deportación de inmigrantes indocumentados con antecedentes penales, medida que Trump señaló como prioritaria.

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Asimismo, el 41 % está a favor de acabar con la ciudadanía por nacimiento para hijos de inmigrantes en situación irregular, un derecho consagrado en la Constitución, que garantiza la nacionalidad a toda persona nacida en territorio estadounidense sin importar el estatus migratorio de sus padres.

En cuanto a los “soñadores”, jóvenes indocumentados que llegaron al país siendo niños, sectores significativos de la población también cuestionan su permanencia: el 34 % apoya eliminar el programa DACA, creado por Barack Obama (2009-2017) para protegerlos de la deportación.

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Según las últimas estimaciones oficiales, la población indocumentada en 2022 era de 11 millones de personas, aunque demógrafos citados por The New York Times calculan que actualmente oscila entre 13 y 14 millones.

Un mandato transaccional

En otro frente, la incertidumbre que precedió a la llegada al poder de Trump en 2017 se ha diluido levemente ante su investidura: los núcleos de poder mundiales ya conocen la forma de operar, que revolucionó el orden internacional con sus amenazas, aranceles y retiradas de acuerdos clave.

Si hace ocho años muchas capitales temían sobre todo una deriva aislacionista de Estados Unidos, ahora el debate se centra más bien en cómo negociar con Trump para salir bien parados, especialmente en las regiones más vulnerables a las decisiones de Washington, como Europa y Latinoamérica.

EL HERALDO/EFE

¿Impulso a la economía?

De igual forma, a partir del 20 de enero el mandatario pondrá en marcha su nuevo plan de recuperación económica, esperando tanto por sus votantes como por el empresariado estadounidense y los países que tienen tratados y alianzas con el país y se encuentran a la expectativa de cómo será el manejo que el republicano dé a los mercados.

Para Juan David Hong Herrera, asesor de soporte de Investep Academy, una de las empresas más importantes de Estados Unidos en la formación de inversionistas, “el regreso de Trump hará que la economía vuelva a crecer nuevamente”.

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“Una vez inicie su mandato buscará promover el crecimiento económico mediante la independencia energética, principalmente la reducción de regulaciones y la mejora de cadenas de suministro. Además de eso, quiere establecer los altos aranceles entre un 10 % o un 20 % sobre los bienes de importación”, indicó el también experto en trading.

Percepción negativa

La encuesta del NYT, realizada entre el 2 y el 10 de enero de 2025 con una muestra de 2.128 personas, tiene un margen de error de 2,6 puntos porcentuales y un nivel de confianza del 95 %.

Pese al respaldo a su agenda, Trump sigue siendo percibido de manera más negativa que cualquier otro presidente electo de los últimos 30 años.

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Según una encuesta de Gallup, desde Bill Clinton (1993-2001) todos los mandatarios entrantes habían obtenido durante la transición un índice de aprobación de al menos el 61 % con una diferencia favorable de 30 puntos o más entre aprobación y desaprobación.

Trump, sin embargo, solo cuenta con un 51 % de aprobación, mientras que el 44 % tiene una opinión desfavorable y el 5 % asegura no tener una postura definida.

El mundo espera en vilo las posturas del republicano

Europa

La guerra entre Rusia y Ucrania es uno de los temas álgidos del gobierno Trump. La UE podría ver mermados sus intereses, pues ha demostrado desinterés en dialogar con los Veintisiete. Su pretensión por Groenlandia ha disparado las alarmas.

América Latina

La incertidumbre en América Latina incluye tensiones diplomáticas, amenazas proteccionistas y una postura más rígida hacia la migración, así como el impacto en las relaciones bilaterales por temas como su interés por controlar el Canal de Panamá.

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Oriente Medio

El republicano presionó a Israel para sentar las bases para el acuerdo de alto el fuego, pero la tregua no es una paz duradera. La animadversión hacia Irán será clave en la política exterior de Trump, que promete reforzar su alianza con Turquía y el Golfo Pérsico.

Asia

Trump culpa de casi todos los males de la economía estadounidense a China, a la que ha prometido castigar con aranceles de hasta el 60 %. Pocos esperan ver un nuevo acercamiento de Washington al líder norcoreano, Kim Jong-un. Se prevée un acercamiento con la India.