Las imágenes de la mujer de pie y envuelta en llamas en el metro de Nueva York son estremecedoras. El presunto victimario la mira mientras agoniza sentado en una de las bancas del subway ante la mirada atónita de los otros pasajeros.
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De la mujer no se sabe nada, resultó imposible para las autoridades de la ciudad dar con la identidad de la fallecida debido al estado en el que quedó su cuerpo. Las motivaciones detrás del hecho, sucedido el pasado domingo, también son desconocidas.
“Es uno de los crímenes más depravados que una persona puede cometer”, dijo la comisionada de Policía, Jessica Tisch, que dio los detalles de la agresión mortal.
“Cuando el tren entraba en la estación (de Coney Island, sur de la ciudad), el sospechoso caminó tranquilamente hacia la víctima, que se encontraba sentada al fondo de un vagón, y utilizó lo que creemos era un mechero para encender la ropa de la víctima, que quedó envuelta (en llamas) en cuestión de segundos”, dijo Tisch en rueda de prensa.
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Del presunto perpetrador se sabe poco, es un guatemalteco, de 33 años que aún no ha sido acusado formalmente, pero se le supone el único autor del asesinato de una mujer a la que prendió fuego mientras dormía, según dijo el domingo la Policía.
De acuerdo con el rotativo New York Post, el nacido en el país centroamericano había sido arrestado como inmigrante irregular y deportado desde Estados Unidos en 2018.
Según el Post, que cita a fuentes policiales, el sospechoso regresó a Estados Unidos en una fecha imprecisa tras esa deportación y estuvo residiendo en “varios albergues” municipales en Nueva York, aprovechando que la ciudad tiene una de las mayores redes públicas de albergues del país y que una ley de hace medio siglo obliga a la ciudad a no dejar a nadie sin techo.
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Hasta el momento se ha podido rastrear su paso por el albergue de Randall´s Island -ahora cerrado-, ya que el joven dio esa dirección para lograr un abono gratuito de transporte.
“Cuando el tren entraba en la estación (de Coney Island, sur de la ciudad), el sospechoso caminó tranquilamente hacia la víctima, que se encontraba sentada al fondo de un vagón, y utilizó lo que creemos era un mechero para encender la ropa de la víctima, que quedó envuelta (en llamas) en cuestión de segundos”, dijo Tisch en rueda de prensa.
El crimen se produce en un momento en que la inmigración irregular, especialmente la procedente de Latinoamérica, está siendo utilizada políticamente por el presidente electo Donald Trump, que ha prometido que una de las primeras medidas cuando asuma el poder en enero será llevar a cabo la mayor deportación de inmigrantes ilegales de la historia.