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El líder del grupo chií libanés Hezbolá, Naim Qassem, afirmó este sábado que todavía es pronto para “juzgar” a los insurgentes que arrebataron el poder en Siria a su aliado Bachar al Asad, pero espera que los nuevos gobernantes del país vecino decidan cooperar con el Líbano.

”Ayudamos a Siria porque estaba en la posición de la resistencia, ahora el régimen cayó en manos de nuevas fuerzas. Nosotros no podemos juzgar a estas fuerzas hasta que se establezcan y adopten posturas claras”, sentenció Qassem durante un discurso televisado por canales afines.

”Esperamos que la elección del nuevo régimen y del pueblo sirio sea la cooperación entre los dos pueblos y los dos Gobiernos de Siria y el Líbano”, agregó el secretario general de Hezbolá, que apoyó militarmente al régimen de Al Asad durante su guerra contra esos mismos grupos insurgentes.

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Asimismo, también expresó su deseo de que las nuevas autoridades sigan considerando como “enemigo” a Israel, que en la última semana ha bombardeado cientos de objetivos militares del antiguo régimen en Siria y ha desplegado a sus tropas en la zona desmilitarizada de la frontera común.

El líder del grupo libanés también reconoció que con el derrocamiento de su aliado han perdido sus vías de abastecimiento “militar” a través de Siria, aunque no descarta que el Gobierno interino pueda volver a facilitarles el tránsito en el futuro.

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Hezbolá recibía buena parte de su armamento y materiales de defensa enviados por Irán a través del territorio sirio, por donde entraban al Líbano directamente desde la poroso frontera.

La formación chií era un importante aliado de Damasco y mantuvo una importante presencia de sus tropas en Siria para apoyar al Gobierno de Al Asad durante la guerra iniciada allí a raíz de las revueltas populares de 2011.