Miles de australianos se reunieron en la playa de Terrigal para admirar el espectáculo pirotécnico con el que esperarían el año nuevo. Sin embargo, las cosas se salieron de control cuando el show de los fuegos artificiales, que debía tardar unos 15 minutos, empezó a detonar en pocos segundos. Los lesionados, operarios de la pólvora, fueron llevados a centros de salud.