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En medio de la crisis económica mundial que ha resultado de la pandemia COVID-19, y donde muchas personas han perdido sus empleos por lo insostenible que se volvió la situación, (en Estados Unidos hay más de 33 millones de desempleados) hay alguien a quien la vida le mostró la otra cara de la moneda. Se trata de Verónica Rodríguez Miranda, una barranquillera de 30 años, que lleva nueve viviendo en Nueva York y que 'se dio el lujo' de cambiar de trabajo en plena emergencia sanitaria.

Verónica se desempeñaba como vicepresidenta de relaciones en una entidad de fondos de capital privado (era la única mujer en un grupo de 11 hombres americanos) y en abril pasado, cuando en América apenas estábamos acostumbrándonos a las condiciones de vida por el coronavirus, le salió la oportunidad de ser la directora de relaciones de Centre Lane Partners, una compañía de inversiones en la ‘Capital del mundo’.

'Nunca pensé que el cambio llegara tan rápido, menos en medio de una pandemia. Yo siempre he sabido que todos son ciclos y la meta de crecer siempre ha estado en mi cabeza. Fueron cuatro rondas larguísimas y la última fue un día antes que cerraran los negocios en Nueva York por todo de esto de la COVID-19', cuenta a través de Wasapea a EL HERALDO.

A la semana siguiente la llamaron para informarle que el cargo era suyo. 'Es algo que yo todavía no me lo creo. Me siento afortunada en medio de todo lo que estamos pasando. Está bajo mi responsabilidad el manejo de siete fondos y ha sido una experiencia increíble y loca a la vez por la dinámica del teletrabajo que estamos aplicando'.

Sus estudios

En Barranquilla vivía en el barrio Boston. Se graduó del colegio Lourdes con buenas calificaciones y se ganó una beca del Icetex. Empezó a estudiar negocios internacionales en la Universidad del Norte donde ocupó el segundo mejor promedio de la promoción.

'Había una beca para la Universidad de Columbia, por la que estaban participando casi 7 mil estudiantes. Las chances de conseguirla eran remotas. A sabiendas que no tenía el recurso económico, lo único que tenía eran mis notas y las ganas, me metí al concurso que duró aproximadamente tres meses y en diferentes pruebas fui elegida para esa beca', dice Verónica, quien reconoce haber 'ahorrado sin saber para qué'.

'Yo había empezado a ahorrar dos años antes sin tener claro para qué. Al momento de llegar la beca, las condiciones eran que la persona se pagara la estancia y yo no tenía los recursos. En el fondo de ahorro tenía dos millones y medio que me sirvieron por lo menos para empezar', recuerda.

Su llegada a la 'Gran Manzana'

Ya en la 'Gran Manzana', reconoce, nada fue fácil. Tenía claro a qué había ido y regresarse no estaba en sus planes. Comenzó a buscar empleo, pero por no tener visa de trabajo, muchas puertas se le cerraron. Entonces, obtenerla, se convirtió en su primer reto en Estados Unidos.

'De tanta puerta que toqué, me salió mi visa de trabajo', cuenta sonriente. 'De 100 mil aplicables a esa visa, solo escogían 100. Fue una lotería (la más bonita de mi vida), y yo tuve la fortuna de hacer parte de los elegidos'.

'Ahí comenzó su lucha para trabajar en lo que sabía y quería. Se abrió paso en un mundo de hombres y estricto para gringos', dice con orgullo su madre, Yolanda Miranda.

Verónica fue obteniendo experiencia laboral y se preparaba profesionalmente recibiendo certificaciones y estudios. Su currículom seguía creciendo hasta convertirse hoy en la gran ejecutiva que es. 'Mis ganas de salir adelante y sacar adelante a mi familia, me mantuvieron en pie', afirma.

Le tocó aplazar su matrimonio