Compartir:

Los samarios permanecen atemorizados por una racha de asesinatos; en La Guajira, el miedo es de los indígenas asentados en la Sierra Nevada; en Sucre, el terror se siembra en los municipios costeros del Golfo de Morrosquillo; en Córdoba se recrudecen los asesinatos de líderes y el desplazamiento forzado; el Cesar y Bolívar se ven afectados con las incidencias de grupos armados en los sures de sus respectivos territorios y en Atlántico, el más pequeño de los departamentos, el tráfico de droga va en aumento.

Este es un panorama actual de la Región Caribe que, pese al control en materia de orden público que ejercen las autoridades militares y de Policía, se ha visto afectada por las nuevas guerras de las bandas criminales o Bacrim que surgieron luego de la desmovilización de las Autodefensas. A estos se les llama también ahora los Grupos Armados Organizados o los ‘GAO’. Además, en escena han entrado las disidencias de las Farc que se negaron a soltar las armas.

Para expertos se trata de una disputa por territorios con rentas ilegales o que sirven como lugares de almacenamiento o centros logísticos para actividades económicas ilegales.

Los choques más fuertes, de acuerdo con la fuente, se están presentando en el sur de Córdoba, donde los Caparrapos y disidencias de las Farc desafían la hegemonía del Clan del Golfo. Y en la Sierra Nevada de Santa Marta, es esta última organización la que busca asumir el control del crimen organizado que está en manos de Los Pachenca, la banda que usa el corredor de La Guajira para sacar droga hasta el mar Caribe.

En el caso del Atlántico, el investigador Ariel Ávila, experto en temas de seguridad y vinculado a la Fundación Paz y Reconciliación, ya había señalado meses atrás en diálogo con esta casa periodística que en el tema de grupos armados organizados o antiguas Bacrim el Departamento no tenían 'un dominio como sí existe en otras zonas de la Región Caribe'. 'En Barranquilla y el resto del Departamento sí hay participación de pandillas que son contratadas por esos grupos armados organizados para la comisión de diversos delitos', anotó.

Sin embargo, el abogado José Humberto Torres, defensor de derechos humanos, alertó a través de este medio de comunicación sobre la existencia de un grupo criminal en la capital del Atlántico con unas características similares al extinto frente José Pablo Díaz de las Autodefensas.

'Esta estructura opera como el frente José Pablo Díaz. Es una organización semejante, pues opera en varios barrios de Barranquilla y en tres municipios del Departamento, similar a como lo hacía este grupo de las AUC. Se dedicaban a la extorsión, microtráfico y homicidios', expresó Torres.

Este también se refirió al nombre que había tomado el grupo criminal perteneciente a ‘Los Papalópez’: 'Bloque Central Renacer'.

'Bloque Central era el nombre de un bloque de las AUC (Bloque Central Bolívar), y renacer también tiene nombre de una estructura de corte paramilitar, por ello vamos a cruzar información para establecer si en el listado de los 31.600 desmovilizados de las AUC está el nombre de algunos de los criminales que hacen parte de este grupo', explicó el abogado.

Es evidente que la razón de ser de las Bacrim está ligada al narcotráfico y a la dinámica del negocio. La Defensoría del Pueblo advirtió en su momento que estas estructuras criminales tenían presencia en 27 de los 32 departamentos del país, aunque para muchos no hay rincón del territorio nacional en donde las banderas de estos grupos no dejan de ondearse.