Samuel Dylan Lubo Rivas, el niño que falleció electrocutado el lunes en el barrio Ensenada Juan XXIII, de Santa Marta, al pisar un cable de energía, fue sepultado en Gaira, en medio del rechazo generalizado de una comunidad que entre lágrimas y sollozos exigió a Electricaribe explicaciones.
Amigos de vecindad, compañeros de estudios y los pequeños de la escuela AFA Fútbol Club, del cual el menor hacía parte, con pancartas, globos y arengas en las que pedían respeto por la vida, fueron los protagonistas de este acto, marcado por el dolor y por la impotencia del reclamo.
'Se fue mi mejor amigo, me siento solo y muy triste', expresó Jesús Manuel, el niño que jugaba con Samuel en el momento del accidente y quien también hubiese podido correr igual suerte. 'Pude ser yo', decía.
El cortejo recorrió seis cuadras, desde la calle 11 con carrera 13 de Gaira, - donde viven los abuelos del menor - hasta el camposanto San Jacinto. Durante el trayecto hubo manifestaciones de solidaridad con la familia y escenas desgarradoras.
Los padres del menor, Fabián y Tatiana, desconsolados, manifestaron que la comunidad había informado a la empresa de la guaya energizada en el suelo pero 'hicieron caso omiso'.
La empresa a través de su representante en Santa Marta, David de Marchena, lamentó lo sucedido y anotó que este sector es de subnormalidad eléctrica y las acometidas las hizo la comunidad. 'Son redes artesanales que han venido creciendo y tienen estos riesgos', indicó el funcionario.