Las altas mareas de los últimos días socavaron el talud adyacente a la carretera Barranquilla – Ciénaga en el kilómetro 19, afectando 30 metros lineales de la playa.
La emergencia tuvo su día critico el sábado, luego de que el mar arrastrara con el material de relleno que habían colocado para contener el proceso erosivo y amenazara con romper la vía que ahora está a menos de dos metros del barranco.
El ingeniero Fabián Saumeth Pacheco, de la firma Edgardo Navarro Vives y director de la obra, manifestó que desde el 26 de mayo pasado se empezó a notar una pérdida significativa de material en la orilla de playa, concretamente en la abscisa km 19+700, es decir, 200 metros más adelante de la estructura retenedora de sedimentos construida en la primera quincena de febrero.
Explicó que este retroceso se fue incrementando hasta el día sábado cuando se presentó una pérdida de material que amenazó con afectar la carretera, sin llegar a penetrar la estructura de soporte del pavimento.
El tramo afectado presenta un escarpe con una altura superior a un metro en donde el agua golpea la bancada. Desde aquí se puede observar el mar con solo mirar hacia abajo. Es algo así como estar frente a un acantilado.
Lo anterior significa que la vía estaba expuesta a sufrir daños si no se actuaba de manera rápida y contundente. 'Había que recuperar el material socavado por efectos del oleaje y proteger el material de relleno colocado', afirmó el ingeniero.
Una vez se tuvo conocimiento del caso, se desplazó personal y maquinaria al lugar con el fin de intervenir la orilla de playa afectada por las mareas.
Actualmente se trabaja en la 'reconformación' del talud, protegiendo su base con unas megabolsas o geocontenedores rellenos de arena de cantera. Aproximadamente se estaría reponiendo el talud con el vertimiento de 500 metros cúbicos de material de calidad.
RAZONES DEL DAÑO. De acuerdo con las explicaciones entregadas a EL HERALDO, cuatro serían las razones más convincentes por las que se presentó la afectación el sábado anterior en este punto de la vía Barranquilla – Ciénaga.
La primera, el aumento significativo en las últimas dos semanas de la marea, por efectos del fenómeno del niño. La segunda, el efecto rompiente de la ola, en la zona adyacente al cable submarino de fibra óptica, que golpea sobre una zona que es prácticamente 100 por ciento arenosa.
La tercera es la ausencia de mangles en la zona, que hace que la socavación sea más acelerada ante el embate de las olas y la cuarta la ausencia de un perfil equilibrado de la orilla de playa, que facilita que la rompiente de la ola llegue con más fuerza.
Trabajadores ponen megabolsas para evitar que el mar siga erosionando la zona.
HAY MIEDO. Lucas Mejía, un pescador que a diario realiza su faena en el kilómetro 19 de la vía Barraquilla – Ciénaga, luego de salir de su casa en el barrio Las Nieves de la capital del Atlántico, se asombró al ver que el sábado la erosión había colapsado un tramo del talud de la carretera, que estaba a punto de ser ‘devorada’ por el mar.
Su expresión era de preocupación e intranquilidad; sin embargo, horas más tarde, pudo tener algo de sosiego cuando vio operarios, máquinas y equipos, trabajando con celeridad para atender la emergencia. 'Nunca había visto el mar tan cerca de la vía', anotó.
Sindy Vergara, ama de casa samaria, no se resistió a la curiosidad. En su desplazamiento hacia su casa en el corregimiento de Gaira y en compañía de su esposo José Ríos, detuvo el carro, se bajó, se paró sobre la bancada y en dos palabras simplificó la calamidad: '¡Qué miedo!'.
El temor no solo fue del pescador, ni de la mujer, también de otros que transitaban por la carretera y de los que tienen a su cargo las obras de contingencia en ese tramo de la arteria vehicular.
ANTECEDENTES. La emergencia en el kilómetro 19 data de muchos años atrás, pero fue en marzo de 2010 cuando se habló de solucionar el problema, de la progresiva erosión. En ese año se decretó la urgencia manifiesta por el riesgo y por tal motivo se contrató la obra de manera directa, sin tener que recurrir a licitación pública.
Un año más tarde se contrataron los trabajos, para lo cual se determinó la instalación de 253 módulos de concreto reforzado marino, prefabricados, con la forma de secciones transversales trapezoidales, anclados unos con otros, los cuales conformarían una barrera de arrecifes artificiales que evitarían el avance del problema. Los anteriores fueron colocados en una longitud de 810 metros.
En este sitio se invirtieron 10 mil millones de pesos de un total de 22 mil millones que costó la recuperación del litoral costero en varios puntos críticos: Costa Verde, Isla del Rosario y el kilómetro 19. Posteriormente, la Contraloría General de la República abrió investigación ante un presunto detrimento patrimonial luego de que la erosión caminara.
Las obras del 2011 funcionaron durante dos años y algunos meses hasta cuando se presentó la pérdida del material arenoso.
Luego que el mar se acercara a la vía hasta tres metros se tuvieron que realizar unas obras de contingencia entre el 30 de enero y el 17 de febrero del presente año cuyo costo fue de 573 millones de pesos.