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Durante años, la ciénaga de Mallorquín –considerada como un 'tesoro ambiental' en la capital del Atlántico– ha sufrido los embates del abandono y la desidia estatal. Para el alcalde Jaime Pumarejo, una de sus aspiraciones ha sido la recuperación de este cuerpo de agua en el marco de las acciones para convertir a Barranquilla en una biodiverciudad.

Este proceso se ha constituido como integral. Además de la habilitación de espacios para fomentar el turismo, se han contemplado un componente ambiental que permita mejorar las condiciones de calidad y disponibilidad del recurso hídrico para mantener el equilibrio natural de las especies nativas.

Así lo destacó el alcalde Jaime Pumarejo, quien dijo que este proceso permitirá el acceso de los bañistas y mejorará las condiciones para la fuente de trabajo y alimentación en más de 300 familias.