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No importa si toca volver a remendar los guayos. El sol no fastidia si se corre detrás de una pelota. El sueño es el mismo: ser futbolista profesional. En un país como Colombia se crece viendo una pasión descontrolada por este deporte, las cenas son interrumpidas por la euforia natural del grito de un gol y ver a los jugadores del seleccionado nacional cantando el himno en un partido importante, pone la piel de gallina. 

Pareciese que en esta parte del mundo el amor por el fútbol se pasa por el cordón umbilical. No hay mejor cancha que una calle con marcos de chancletas, en donde la hora perfecta del cotejo es en la tarde para que el pavimento caliente no deje llagas en los pies. 

Los muchachos solo buscan divertirse y esa diversión pasa a ser su motivación. Es por ello que es común escuchar a los pequeños diciendo que cuando sean grandes quieren ser 'como Messi o como Cristiano' o 'jugar en el Real Madrid o en el Barcelona'.

Esa grandeza del fútbol se respira en las canchas de arena de los barrios de Barranquilla, escenarios en los que el sudor denota ese fervor por la pelota. ‘La Arenosa’ ha sido, a lo largo de la historia del fútbol colombiano, una de las matrices exportadoras de talentos natos en el arte del balompié. 

En la lista aparece el barrio Santo Domingo, cuna de grandes futbolistas y donde los sueños de jugar en las ligas profesionales libra una batalla con el mundo del ocio, el frágil camino de las drogas y la desidia. 

Esta lucha es comandada por Marcos Antonio Brito Hernández, un profesor de fútbol de categorías menores oriundo de Venezuela, quien hace tres meses trabaja con un grupo de niños y jóvenes de los sectores Santa María y Santo Domingo, instruyéndolos y velando para que aprovechen sus talentos y no cambien el balón por un destino que los lleve a colgar los guayos. Su escenario es el campo de fútbol ubicado en la carrera 2 con calle 80.

'Hace más de quince años me dedico a entrenar muchachos en las categorías menores, lo que es el fútbol base. Tuve unas pasantías por la tercera división de mi país con la escuela Libertad Socialista y hace cuatro meses estoy aquí en Colombia buscando nuevas oportunidades', sostuvo Brito. 

Este venezolano reside en el barrio Santa María y explicó por qué decidió entrenar a estos pequeños talentos: 'Soy vecino del barrio Santo Domingo y he visto la calidad del talento que está desasistido en cuanto a la práctica deportiva y el inadecuado uso del tiempo, lo que me llevó a la iniciativa de acercarme al campo de fútbol para hablar con algunos entrenadores que sirven aquí, con la finalidad de que me prestaran las pelotas y comenzar a darles práctica a los muchachos de manera gratuita', explicó Brito Hernández. 

Actualmente el ‘profe’ Marcos trabaja con las categorías 2005, 2006 y 2007, y también asesora a la categoría Sub-18 y Sub-20 que están a cargo de uno de los cuatro profesores que hacen parte de la escuela. Él les presta su colaboración en la parte técnica y en la parte física.  

'Veo el potencial que hay aquí', sostuvo Brito mientras la preocupación que tiene por el futuro de sus muchachos se hace notar.