Hace seis años, José Camacho Arrieta quedó desempleado. La desesperación de no contar con un ingreso fijo y la imperiosa necesidad de mantener a su familia lo motivaron a invertir sus pocos ahorros en la compra de un caballo.
Fue ese el momento en que decidió convertirse en carromulero para 'rebuscarse unos pesos', aunque esto implique exponer a este animal a extenuantes jornadas, porque 'es la única alternativa de llevar el pan a su casa'.
Otro veterano en el oficio es Leonardo Toledo, quien lleva más de treinta años recorriendo las calles de la ciudad en compañía de ‘Corozo’, otro caballo que bajo el sol y el agua ayuda en el sustento de otra familia.
José y Leonardo hacen parte de los más de 500 carromuleros a los que no se les ha hecho la sustitución en Barranquilla, un proceso que está en deuda por parte del Distrito desde el 2012, fecha en la que se hizo el último censo que buscaba sacar de las calles a los caballos y burros.
En datos de la Policía Ambiental, en el área metropolitana hay más de 2 mil vehículos de tracción animal (VTA), a la espera de lo mismo.
Por esa razón, José y Leonardo, a quienes une el oficio, coinciden en las 'promesas incumplidas' que les han hecho para mejorar su calidad de vida y la de los animales.
'En varias ocasiones me han dicho que me lo van a quitar para darme una moto, pero no ha pasado nada', dijo José, mientras que Leonardo expuso que está dispuesto a entregar lo con la condición de que le sea brindada la oportunidad de un empleo digno.
Situaciones de maltrato
La entrada en vigencia de Ley 1774 de 2016, que sanciona los delitos contra la vida, integridad física y emocional de los animales, ha permitido que en Barranquilla, en los últimos cuatro años, se hayan realizado 285 capturas por maltrato animal.
En relación con los equinos, el intendente Ever González, comandante del Grupo de Protección Ambiental y Ecológica del Distrito, informó que 325 han sido decomisados por malos tratos.