Saltando y con una sonrisa que se hizo evidente, a pesar del tapabocas, por lo estruendosa, Matías Peláez, un niño de 7 años con autismo, dejó su casa luego de cumplir casi dos meses en aislamiento preventivo obligatorio.
Acompañado de su papá, Matías aprovechó que el Gobierno autorizó desde este lunes la salida de menores para recorrer los senderos del parque del bulevar de Buenavista. La mayoría del tiempo lo hizo dando saltos y evitando que su tapabocas, que le quedaba grande 'porque no se consiguen pequeños', se desajustara.
Su papá aseguró que desde el 15 de marzo Matías se quedó en casa. Aunque su condición de salud le permitiera abandonar su hogar algunas veces, decidieron que lo mejor era mantenerse en cuarentena para evitar algún tipo de riesgo.
Lo que más le preocupaba al papá en esta primera salida era encontrar muchos niños, porque iba a ser más difícil evitar el contacto de su hijo con ellos. Sin embargo, el parque solo recibió la visita de Matías, al menos durante su corta estancia.
La alegría desbordada que traía Matías a su llegada fue quedando atrás, porque los helados que acostumbraba a comer en un día normal de parque ya no estaban.
El regreso a casa tuvo que ser un poco antes de la media hora reglamentada por las autoridades, pues el pequeño insistía en su helado y en los parques ya no hay opción para comprar.
'Al menos pudo distraerse un poco', dijo su papá, mientras se despedía para volver a casa, en donde harían –antes de entrar– 'un riguroso control de limpieza y desinfección'.
Salma Olivero, de 10 años, también regresó al parque. De la mano de su papá recorrió el Sagrado Corazón. Era la única en este sitio de recreación que tampoco tuvo afluencia de menores.
Mientras que en el parque Olaya se observó a una joven en patines, a pesar que su uso está restringido.
EL HERALDO recorrió ocho barrios de diferentes localidades, en solo tres hubo presencia de niños. En general, el panorama fue el mismo en calles y parques de los barrios El Carmen, Los Andes, El Recreo, Riomar, Las Nieves y Ciudad Jardín, y en los sitios de recreación como el Suri Salcedo y el Sagrado Corazón.
La explicación de esta situación podría estar relacionada con un temor común de los padres. La psicóloga y docente de la Universidad del Norte Edith Aristizábal dice que no es fácil adoptar de una vez la medida de salir, ya que esta decisión se dará en la medida en que disminuyan las cifras de contagio.
'Es normal que ocurra por las noticias y el desarrollo de la pandemia, pero también hay que ir haciendo consciencia de las necesidades que tienen los chicos de salir', sustenta.
Esa necesidad, según la especialista, obedece a que el aire libre y el ejercicio ayudan a producir sustancias presentes en las neuronas, como la serotonina y la dopamina, que son importantes para los estados de ánimo.
Pero los efectos o consecuencias en los niños 'dependerán del manejo que en casa se le esté dando a ese confinamiento'. Por esa razón, la psicóloga recomienda generar esparcimiento y actividades novedosas.
Los riesgos de contagio son algunas de las razones que han expuesto las autoridades para evitar la salida de los niños. La explicación es que hacen parte de la población vulnerable y por eso es importante que prevalezca su protección.
'Con su salida están en mayor riesgo de contagiarse. Por el otro lado, ellos también podrían contagiar, si ya están infectados. Es necesario que tomen las medidas sanitarias para su protección', dice Álvaro Villanueva, epidemiólogo.
Algunos de esos padres que evitaron sacar a sus hijos confirmaron que fue por temor. 'No pienso hacerlo. No me siento tranquila de sacar a mis hijos, aun tomando por mi parte todas las medidas de seguridad. La gente actúa con demasiada irresponsabilidad, vemos en la calle personas violando las restricciones. Además hay que tener en cuenta que cada día las cifras aumentan, prefiero dejarlos en casa', dijo Loraine Jiménez, madre de tres niños.
Igualmente Victoria Ávila, madre de dos jóvenes, señaló que no dejará que sus hijos abandonen su casa, porque no siente seguridad en la calle.
Este 15 de mayo se cumplen dos meses desde el anuncio hecho por el Gobierno nacional de suspender las clases en colegios públicos y privados del país. Desde entonces la presencia de menores fue menos evidente en calles, parques y sitios de recreación.
La semana anterior el mismo Gobierno dispuso que, a partir de este 11 de mayo, las niñas, niños y adolescentes entre 6 y 17 años que no tengan enfermedades de base pudieran salir de sus casas.
En Barranquilla se hicieron ajustes a la medida nacional y se permitió que los menores salieran en un horario de 3:00 a 5:00 de la tarde, los días lunes, miércoles y viernes.