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La doctora Marla Sáenz lleva casi diez años trabajando como hematóloga y oncóloga pediatra a cargo de la salud de niños con cáncer, en la Clínica Bonnadona Prevenir de Barranquilla, donde coordina el Programa de Hematología Pediátrica.

Las instalaciones de la Clínica cuentan con tres pabellones pediátricos, con camas aisladas individuales para los pacientes hospitalizados, que actualmente son 36 niños de diferentes edades. Además, para el manejo de consultas de pacientes estables, ella y otros médicos ejecutan su labor vía telemedicina.

Sáenz, Médica Cirujana de la Universidad Libre, señala que antes de la cuarentena obligatoria, desde su programa se habían unido con la Asociación Colombiana de Infectología y la Asociación Colombiana de Hematología y Oncología Pediátrica –a la cual pertenece–, para tomar medidas a propósito de la pandemia.

Advierte que, dentro de los lineamientos, la atención al paciente con cáncer 'es la única especialidad que no puede parar de trabajar, pues no se les puede retrasar su tratamiento'. Por ley, atienden casos de 0 a 18 años. Los que no están hospitalizados, van por la mañana a recibir la quimioterapia y en la tarde regresan a casa. Los medicamentos los reciben en la clínica o a domicilio.

Como tiene dos meses de haber tenido una hija, Sáenz no está asistiendo a la clínica por precaución. Desde casa habla con los pacientes por videollamada. Dice que son 'extremadamente puntuales para cada cita', y que sus padres o personas a cargo están receptivos ante la situación, por lo que están siguiendo las medidas de prevención indicadas para evitar contagio con coronavirus.

Con un tono de voz alegre dice: 'Los pacientes de cáncer infantil son esperanzadores. No existe un mejor paciente que el pediátrico.

El niño siempre está optimista, está de buenas, con una sonrisa, esperando un abrazo'. Precisamente, en lo que más se han visto afectados los niños con los que trabaja es que ya no pueden tener contacto físico. 'Ya no se nos pueden tirar encima a abrazarnos'.