Ubicada a la izquierda de los tajamares de Boca de Cenizas, la Ciénaga de Mallorquín se consolida como uno de los ecosistemas más estratégicos en el departamento del Atlántico.
A lo largo de los años, esta laguna costera ha servido como una barrera para la erosión marina y ha posibilitado la conservación y protección de la flora y fauna, a pesar del creciente deterioro ambiental que ha sufrido a causa de la contaminación.
Esta problemática ha despertado el interés del alcalde Jaime Pumarejo Heins, quien ha anunciado su disposición para descubrir este 'tesoro', el cual 'ha estado oculto por décadas'.
La recuperación de la calidad de las aguas de esta laguna, así como la potencialización de su riqueza hídrica son dos de las tareas que se pondrán en marcha en medio del reto de convertir a Barranquilla en una 'biodiverciudad comprometida con el medio ambiente'.
Por esa razón, Pumarejo expresó en su discurso de posesión que se impulsará la preservación de la fauna y los manglares, además, de frenar las invasiones y el desecamiento que provocan en este cuerpo de agua.
Pumarejo también dio prelación al proceso de reubicación de las familias que se han asentado ilegalmente y el mejoramiento del sistema de alcantarillado en La Cangrejera, el corregimiento de La Playa y en el barrio Las Flores.