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Preocupados están los vendedores informales que se instalan a las afueras del zoológico de Barranquilla. La razón: la prohibición del ingreso de binoculares plásticos desde el pasado mes de diciembre. Algo, que denuncian, 'los tiene al borde de la quiebra'. Muchos de ellos, que dicen vender en este lugar desde hace más de 20 años, manifestaron su inconformidad por la medida, una que —aseguran— 'les amargó el fin de año'.

Estos binoculares plásticos, que los hay en todos los colores, son comprados por los visitantes –generalmente niños— para poder observar a los animales desde más cerca, según explican los vendedores. Ellos, que han tenido diferentes altercados con la seguridad del zoológico luego de que la administración adoptara esa medida, piden a las autoridades del zoo levantar el veto a estos objetos.

'Nos están dejando sin comer, y sin poder cubrir los gastos de nuestros hijos', dijo Alexander Benítez, quien dice llevar más de 30 años vendiendo mercancía a las afueras del zoológico. 'No le hacemos daño a nadie, y nos están acusando de revender boletas y de otras cosas que no hemos hecho', agregó.

El zoológico, por su parte, asegura que tomó la medida con el objetivo de proteger la salud de los animales, y ante la situación de que —al haber residuos plásticos en los pasillos o en algunos ambientes— se han visto afectadas varias especies. Según informaron desde el zoo, estos binoculares desechables 'se desarman', resultando en diferentes partículas de plástico que terminan en los hábitats de los animales.

'La razón es básicamente la salud y el bienestar animal. En la puerta venden gorras y otros juguetes que igual pueden seguir ingresando, pero con los binoculares no se puede porque están afectando la salud de los animales, muchos caminan por pasillos y hemos tenido incidentes', manifestaron desde el zoológico de Barranquilla.

Frente a esta situación, y luego de que los guardias de seguridad notificaran de la medida a los vendedores, a las afueras del zoológico se presentaron incidentes, algo que —según coinciden ambas partes— se dio debido a la provocación y posterior agresión de uno de los comerciantes informales.

'Eso estuvo mal, no se debió pelear con los guardias, pero queremos que nos entiendan. Nosotros llevamos más de 20 años vendiendo estos productos y nunca habíamos tenido problemas con ninguna administración', dijo Carlos Pérez, vendedor informal.

A pesar de las advertencias de las autoridades del zoológico y del equipo de seguridad, los vendedores informales aún conservan los binoculares en grandes bolsas. Incluso, algunas veces, se los ofrecen a los visitantes que se acercan los fines de semana.

'Hemos tenido que pedirle a la gente que se los esconda, para que los puedan ingresar. Pero igual ahora los están requisando y la gente no quiere comprar los binoculares', reconocieron los vendedores informales.

Versión que coincide con lo relatado por el zoológico, quienes indican que, luego de adoptada la medida y de la ubicación del cartel, los vendedores han pedido a los visitantes 'que escondan los binoculares', a pesar de la prohibición de estos y de los riesgos previamente explicados por las autoridades del zoo.