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El Concejo Distrital otorgó la medalla Barrancas de San Nicolás a María Poulisse, directora de la Fundación Centro Educativo de Habilitación y Rehabilitación Integral San Camilo, por su 'labor humanitaria' durante 20 años en la comunidad del barrio La Paz, en el suroccidente de Barranquilla. 

Juan Carlos Zamora, concejal del partido Conservador, asistió la mañana de ayer a la sede de la fundación, donde se llevó a cabo un evento para festejar el aniversario 20 de la institución. Allí hizo el reconocimiento público del trabajo de Poulisse. 

'Hicimos una proposición ante el Concejo de Barranquilla para exaltar esta labor. Es importante que los empresarios y el Estado contribuyan para que este trabajo siga y se mantenga', señaló el cabildante.

La labor del centro San Camilo ha sido fundamental para el desarrollo de este sector de la ciudad, aseguro Zamora. Añadió que 'es un trabajo que hay que aplaudir, reconocer y apoyar. Por eso hago un llamado al Gobierno nacional y distrital para que no dejen solas este tipo de luchas'.

El padre Cyrillus Swinne, miembro fundador del centro, aseguró que la importancia de la institución durante estos años ha sido 'la de despertar' la conciencia de la sociedad ante los temas de inclusión de personas en condiciones de discapacidad.

'Este tipo de labores no puede depender de una figura. Este trabajo necesita de una política inclusiva para que no dependa de un alcalde, concejal o gobernador. Se requiere de una estrategia donde toda la sociedad se involucre para visibilizar y dar herramientas a estas personas', dijo el padre.  

El evento con el que se celebró el aniversario de la fundación contó con la presencia del arzobispo de Barranquilla, monseñor Pablo Emiro Salas Anteliz, quien estuvo acompañado de la junta directiva de la institución. 

Cuestión de vocación

Guadalupe Arbeláez, directora del servicio de prótesis, y quien lleva 5 años en el centro CE Camilo, expresó que su vinculación a la institución se dio con la misión de 'ayudar' a las personas para que puedan recuperar la movilidad de sus extremidades. 

'El trabajo de la fundación es valioso para el proceso de inclusión de personas con discapacidad. Desde acá ayudamos sin ver los estratos, a todos por igual le brindamos atención, guía y seguimiento de lo que necesite', manifiesta Arbeláez, quien es oriunda de El Salvador.

Julio Mejía, profesor de jardinería, califica su trabajo en la fundación 'como una experiencia llena de aprendizajes'. 

'Uno viene a enseñar acá un oficio, pero estas personas terminan enseñándole a uno mucho más. Aquí he aprendido el valor de la alegría de las pequeñas cosas. El valor de la paciencia, pero también el de la perseverancia. Debemos entender que en esta sociedad todos debemos aprender de todos y yo estoy acá para seguir aprendiendo', dijo el jardinero.